La negociación es un arte, sobre todo, cuando se tienen hijos adolescentes, ya que se convierte en un mecanismo fundamental para que todo funcione con normalidad. Por esta razón, los padres de hijos adolescentes deben aprender cómo negociar con sus hijos, ya que con ello, conseguirán dos cosas muy importantes:
Lograr que la convivencia familiar resulte más sencilla, ya que se evitarán muchas discusiones.
Proporcionar al hijo una herramienta imprescindible para su futuro como adulto.
De este modo, es fundamental tener en cuenta que negociar es lo contrario de la imposición, de ahí que sea tan importante en la vida familiar y en la educación de los hijos. Si en lugar de imponer las normas de los padres, se negocian con los hijos, implícitamente sentirán que se les está considerando personas responsables, lo que resulta una buena manera de fomentar su autonomía y su responsabilidad.
Cómo negociar con los hijos adolescentes
Para negociar con un hijo adolescente es recomendable seguir una serie de pasos, los cuales, describimos a continuación:
Prepararse para la negociación. En una negociación de cualquier tipo, aquel que la haya preparado mejor tendrá una ventaja sobre el otro. Lo mismo sucede cuando se trata de negociar con los hijos adolescentes, por lo tanto, antes de sentarse a hablar con él, será recomendable pararse a pensar qué es exactamente lo que se quiere conseguir del adolescente y qué se está dispuesto a ofrecer a cambio.
Fijar los objetivos. Es imprescindible no llegar a la negociación sin un objetivo claro, es decir, el adolescente debe tener claro qué es lo que se espera que haga y en qué grado se está dispuesto a ceder sobre un determinado asunto.
Busca el momento adecuado. Es necesario buscar el momento oportuno para comenzar a negociar con el adolescente, disponiendo del tiempo que sea necesario y donde no se vayan a producir interrupciones.
Explica claramente lo que deseas. No se debe permitir que al adolescente le quede ninguna duda sobre lo que se espera de él y lo que obtendrá a cambio.
El adolescente debe ser escuchado. Él también forma parte de la negociación, por lo que es necesario escuchar su opinión y exigencias, de lo contrario, sería una imposición, no una negociación.
Cierra el acuerdo. Hay que hacerle ver que se trata de un acuerdo, escenificándolo si fuese necesario, como por ejemplo, dándole la mano o un abrazo, llegando al caso de redactar un papel para que sea firmado por ambos.
Poniendo en práctica estos consejos, las negociaciones con los hijos resultarán menos complicadas y más satisfactorias.