En las dosis normalmente utilizadas para proporcionar sabor a los alimentos, las hierbas aromáticas no causan ningún problema a los niños y, por lo tanto, pueden introducirse en su alimentación de forma habitual.
Además de una función aromatizante, muchas hierbas aromáticas poseen efectos muy beneficiosos para la salud: la menta, por ejemplo, estimula la digestión, mientras que el orégano obstaculiza la fermentación y el perejil resulta un buen desinfectante intestinal.
Estas propiedades hay que atribuirlas a los aceites esenciales responsables del aroma de cada hierba, las cuales, se emplean de forma concentrada para la preparación de productos de herboristería y fitoterapia, que pueden administrarse a los niños, aunque siempre bajo la supervisión de un profesional médico. En el caso de la cocina la situación es diferente, ya que prevalece el efecto del sabor de los alimentos sobre el farmacológico.
Respecto al sabor, las hierbas aromáticas pueden ayudar a los niños a reducir la propensión a salar los alimentos, aunque no hay que olvidar que el paladar de los niños es muy sensible y no siempre es capaz de apreciar los sabores marcados.
Un buen sistema para introducir las hierbas aromáticas más adecuadas en los primeros menús de nuestros hijos consiste en observar sus reacciones de placer o de disgusto.
Qué especias son más recomendables
En cuanto a las hierbas aromáticas, las especias ofrecen un impacto mucho más intenso sobre el sabor y sus aceites esenciales están tan concentrados que, en pequeñas cantidades, pueden proporcionar un fuerte sabor al plato.
En este caso, las especias picantes no son especialmente aconsejables, ya que pueden ocasionar un ardor insoportable en la boca e irritar sus mucosas. Aun no siendo tan agresivas, también las especias de sabor más suave requieren una especial atención.
Algunas también poseen un efecto de tipo farmacológico y, al igual que los medicamentos, su excesivo uso puede ocasionar efectos colaterales no deseados, los cuales, pueden amplificarse en el organismo del niño.
De este modo, veamos algunas especias que pueden ocasionar efectos secundarios desagradables al ser consumidas en exceso:
Nuez moscada. Contiene miristina, una sustancia que, en dosis exageradas, puede ocasionar dolor de cabeza, náuseas y calambres.
Clavo. Si se utiliza de forma abundante, puede generar efectos irritantes en los riñones.
Canela. Un exceso en su consumo puede provocar un aumento de las pulsaciones.
Pimienta negra. Contiene piperina, una sustancia que ejerce una acción irritante sobre las mucosas del estómago.