El gateo, a pesar de lo que se pueda llegar a pensar, resulta muy beneficioso para los bebés, ya que no sólo les ayuda a desplazarse, sino que también favorece diferentes aspectos de su desarrollo.
Por ejemplo, el más evidente es el físico, debido a que al gatear, sus músculos van desarrollándose de una manera más equilibrada, consiguiendo con ello un mejor equilibrio, fuerza y coordinación muscular. Del mismo modo, favorece el desarrollo intelectual, ya que gracias al gateo, se realizan movimientos cruzados y simultáneos de brazo y pierna, con lo que se desarrollara una mayor velocidad en el intercambio de información entre ambos hemisferios.
Además, también le ayudará a desarrollarse a nivel emocional, ya que al gatear es la primera posibilidad que tiene de separarse de la figura materna, conociendo así su propio cuerpo y el mundo que le rodea, desarrollando tanto su autonomía como la confianza en sí mismo, connotaciones imprescindibles para su futura socialización.
¿Qué hacer para ayudar al bebé a gatear?
Tal y como se ha dicho antes, el gateo proporciona numerosos beneficios en el desarrollo del bebé, por lo que es muy interesante que los padres sepan cómo fomentar el gateo en su bebé. Veamos una serie de pautas que se pueden llevar a cabo para que el bebé gatee:
Antes de que comience a gatear es importante estimular el equilibrio del bebé para que éste tenga una mejor coordinación y consciencia de los movimientos de su cuerpo. Para ello, se pueden llevar a cabo actividades como mecer, dar vueltas, balancear, etc…
En los primeros intentos de gateo, se puede ayudar al bebé colocando nuestras manos en sus pies, de esta manera el pequeño podrá impulsarse en ellas, resultándole más sencillo el movimiento que aprenderá en muy poco tiempo.
Colocar incentivos alejados pero que pueda verlos, como por ejemplo su juguete favorito, le incitará a desplazarse para conseguirlos. En el trayecto pueden colocarse cojines a modo de obstáculos, ayudándole a conseguir más confianza y agilidad en sus movimientos, pero es evidente que se ha de escoger un lugar seguro para que el pequeño gatee de forma libre y sin que pueda sufrir ningún daño.
Se le ha de animar para que el bebé no renuncie a moverse, ayudándole o incluso gateando con él. Aunque es importante que la actividad no dure demasiado para que no se agote, y por supuesto, si el pequeño no se siente cómodo todavía gateando, lo mejor es no obligarle.