Cómo evitar y tratar los efectos del Cancro

El Cancro, también conocido como chancro, es una enfermedad de origen fúngica, es decir, está provocada por la acción de un hongo, el cual, es incapaz de invadir tejidos corticales sanos, solamente es capaz de penetrar en el huésped a través de heridas de distinta naturaleza (poda, grietas, cicatrices, etc…).

Síntomas del Cancro

El síntoma más característico consiste en la presencia de crecimientos anormales verdosos y blancos sobre el tronco o las ramas, los cuales, provocan un anillamiento que impide la circulación de la savia, dando como resultado la muerte de los brotes y las ramas por encima de la lesión, pudiendo observarse, en los árboles afectados, puntas secas emergiendo de los pies frondosos.

Prevención del Cancro

Para prevenir la aparición del Cancro es necesario fumigar con fungicidas, por ejemplo, con un preparado a base de sulfato de cobre (CuSO4), sobre cualquier herida producida por podas, grietas, cicatrices, etc…

Tratamiento del Cancro

Aunque existen muchos métodos de control y tratamiento del Cancro, realmente no existe ninguno que resulte 100% eficaz, sin embargo, veamos aquellos que podremos aplicar nada más detectemos los primeros síntomas.

Primeramente, deberemos desinfectar las herramientas de trabajo que vayamos a utilizar con productos específicos, o en caso de no disponer de ellos, sumergirlas en lejía durante unos minutos y lavarlas posteriormente con abundante agua.

A continuación, localizaremos el tejido afectado y trazaremos una línea perimetral alrededor de éste, para que así nos sirva de referencia.

Taparemos la zona infectada con material no poroso y consistente, utilizando, por ejemplo, papel de cocina transparente.

Después, podaremos completamente la zona infectada, incluyendo varios centímetros de zona sana, tomando como referencia la marca perimetral que realizamos al principio.

Una vez podada la zona afectada, procederemos a quemarla, y a fumigar con un preparado de sulfato de cobre (CuSO4) el resto del ejemplar, poniendo especial atención a la herida abierta por donde se propagó la enfermedad.

Por último, volveremos a desinfectar las herramientas empleadas en el proceso, sumergiéndolas nuevamente en lejía.