La meningitis consiste en la inflamación de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal, y cuyo avance es extremadamente rápido, tanto que puede desarrollarse en menos de 24 horas.
El tipo de meningitis más grave, aquella producida por bacterias, se extiende más rápidamente en situaciones de hacinamiento donde las posibilidades de contacto con el portador del microbio son mayores.
En los niños pequeños, el principal riesgo de contagio se produce en la guardería, mientras que los adultos se exponen a los virus y las bacterias que provocan la meningitis en colegios e internados.
Aunque puede aparecer también en la edad adulta, hasta el 80 % de las personas que han sufrido meningitis son niños de 5 años y jóvenes de entre 14 y 25. Respecto al sexo, la frecuencia es similar entre ambos.
Cómo se contagia la meningitis
La meningitis se produce a través del contagio, a través del contacto con un portador del microbio. La infección se realiza a través de la tos, ya que el moco, la saliva y las secreciones de la garganta son expulsadas con la tos en forma de partículas muy pequeñas, invisibles al ojo humano.
Aunque no son las principales causas de contagio, la meningitis se puede contraer también mediante una irritación química, alergia a un medicamento, por hongos, por parásitos, e incluso, provocada por un tumor.
Síntomas de la meningitis
Son similares a los de otras enfermedades infecciosas comunes en niños, por lo que provoca fiebre, irritabilidad, dolor de cabeza, malestar generalizado, vómitos e inapetencia.
En los niños más pequeños, de entre 10 y 18 meses, si todavía presentan una fontanela abierta, ésta puede abombarse hacia arriba. Algunos niños también presentan rigidez de la nuca, por lo que es necesario comprobar si puede flexionar el cuello.
En casos graves, el niño mostrará una reducción del nivel de consciencia, o incluso, la aparición de convulsiones.
En algunos casos, sobre todo en los menores de dos años, puede que no presenten ninguno de estos síntomas, por lo que su detección puede resultar complicada.
Tratamiento de la meningitis
El tratamiento para combatir la meningitis consiste en la administración de antibióticos por vía intravenosa, en cuanto el niño se encuentre hospitalizado. En algunos casos, necesitarán además vigilancia especial y administración de suero intravenoso, oxígeno y otros fármacos.
Los recién nacidos requieren de un tratamiento especial que consiste en la administración de antibióticos durante 2 ó 3 semanas.