Los Nematodos, denominados también larvas del suelo, son gusanos de pequeño tamaño, cuerpo cilíndrico y no segmentado, que suelen asentarse en gran número en el interior del suelo o en aguas estancadas, y se reproducen con gran facilidad.
Los Nematodos, que incluyen diferentes tipos de gusanos (Meloidogyne, Pratylenchus, Ditylenchus, Heterodera, Tylenchus, etc…), se alimentan de los jugos vitales de la plantas durante su fase de crecimiento, absorbiendo los nutrientes desde la raíz.
Esta alimentación provoca diversos efectos perjudiciales en las plantas, como por ejemplo, una reducción en su crecimiento, lesiones, pudrición, agallas y nódulos en las raíces o deformación de las hojas.
A continuación os proponemos una serie de recomendaciones para evitar su aparición y reducir los efectos de su ataque:
– Debe aplicarse compost fresco durante la preparación del suelo, mezclándolo homogéneamente. Esto permitirá eliminar los huevos y las larvas, gracias a las altas temperaturas generadas durante la descomposición de éste.
– Debe secarse la tierra, aplicando, por ejemplo, una solarización al suelo, cuando se realice un traslado a otra maceta. La desecación del suelo matará tanto a los huevos como a las larvas, los cuales, de no hacerse, se trasladarían junto con la tierra trasplantada.
– Hay que evitar regar con agua procedente de lugares estancados, debido a que estos lugares favorecen el nacimiento y desarrollo de estos visitantes.
– Aplica técnicas de rotación de cultivos, es decir, es necesario evitar volver a repetir los mismos cultivos, pues esto incrementa la población de Nematodos, sobre todo en aquellos sensibles a padecer a estos gusanos, como por ejemplo, el tomate, la patata o el apio. Durante la rotación de cultivos, será recomendable aplicar abonos verdes, como por ejemplo, la siembra de alguna leguminosa, la cual, no sólo incrementará la fertilidad natural del suelo, sino que mantendrá alejado a las grandes poblaciones de Nematodos.