Independientemente de la situación económica que viva cada familia, en algún momento todas se enfrentan al problema del dinero con sus hijos, desde niños a adolescentes. La pregunta es: ¿Cómo se les puede enseñar que el dinero no está disponible en forma ilimitada, que se gana trabajando y que, por lo tanto, debe gastarse de forma responsable?
Enseñar a los niños a gestionar el dinero es mucho más que prepararlos para una vida de trabajo o de ahorro. Algunos padres rechazan esta opción porque piensan que no es correcto tratar estos temas con el niño, que ya lo aprenderá cuando sea mayor, sin embargo, esta idea resulta errónea, por lo que cuanto antes sean conscientes de lo que significa el dinero en nuestra sociedad, mejor sabrán gestionarlo cuando sean mayores.
Cómo enseñar al niño a gestionar el dinero
Veamos a continuación algunas técnicas para enseñar al niño a gestionar el dinero de forma responsable.
El dinero no es ilimitado. Deben comprender que el dinero no es ilimitado, por mucho que lo parezca al sacarlo de un cajero automático. El dinero se obtiene trabajando, por lo que si desea una paga, deberá colaborar en las tareas de casa y aprender el valor del dinero.
Gastar con responsabilidad. Enlazando con lo anterior, deberá aprender a que ganar el dinero supone un esfuerzo, en muchas ocasiones un sacrifico, por lo tanto, a la hora de gastarlo habrá que ser responsable, aprendiendo a diferenciar entre lo que necesita, lo que quiere y lo que desea.
Fomenta el ahorro. Aprender la importancia del ahorro forma parte del gasto responsable, por lo tanto, una buena manera de enseñarle a ahorrar es que de cada paga semanal que reciba, no gaste una cuarta parte, por ejemplo, y que cuando alcance el importe de la paga, sólo de lo ahorrado, recibirá una recompensa especial.
Equivocarse como forma de aprender. Deja que el niño aprenda a tomar sus propias decisiones sobre cómo gestionar su dinero, es decir, si decide gastar la paga de una semana en 2 ó 3 días porque quiere un videojuego o un juguete, déjale que lo haga y que aprenda las consecuencias de sus actos.
En este caso, tendrá que aprender a vivir el resto de la semana sin dinero, con todo lo que ello conlleva, y por mucho que suplique, no se le deberá dar más dinero o adelantarle la paga de la siguiente semana.