Es de sobra conocido que la gran mayoría de los perros (al igual que el resto de animales) suelen mostrar temor y angustia al escuchar el ruido intenso de petardos o fuegos artificiales, provocándoles un nivel de estrés que llega a repercutir negativamente en su esperanza de vida.
Diversos estudios estiman que alrededor del 80% de los canes presenta fobia al ruido, algo que resulta especialmente preocupante, si tenemos en cuenta que ni el 50% de los dueños son capaces de detectarlo, lo que provoca graves trastornos psicológicos en el desarrollo emocional y cognitivo del animal.
Al tratarse de un porcentaje tan alto, es muy probable que nuestro perro pueda padecer fobia al ruido, la cual, puede manifestarse de distintas maneras, variando incluso en función de la clase de ruido intenso que se presente en un determinado momento.
Cómo puede afectar la fobia al ruido intenso en mi perro
La fobia al ruido intenso provoca en el perro un nivel de ansiedad tan elevado, que le obliga a permanecer en un estado de tensión constante, lo que en la práctica le provoca una reducción en sus horas de sueño, y un sobre-estresamiento de su corazón, el cual, permanecerá latiendo a un ritmo superior al normal durante prácticamente todo el día.
Cómo se puede detectar la fobia al ruido intenso
Es posible detectar la presencia de una fobia al ruido intenso en nuestro perro, observando su comportamiento cuando se producen dichos ruidos, ya que éste manifestará una serie de conductas típicas en estos casos:
– Temblores, sacudidas y búsqueda de un refugio aislado.
– Ladridos y aullidos prolongados.
En los casos más extremos, nuestro perro mostrará una conducta irascible, realizará deposiciones de heces y orina dentro de la casa, su nivel de salivación se reducirá y mostrará una actitud agresiva hacia el mobiliario.
Cómo actuar si detectamos fobia al ruido intenso en el perro
Resulta fundamental que, una vez hayamos detectado la fobia, actuemos inmediatamente para poder reducir sus efectos en la medida en que sea posible.
En este caso, los métodos de actuación resultan extremadamente sencillos, como por ejemplo, aislarnos con nuestra mascota en una habitación lo más insonorizada posible, mientras se produzcan los ruidos, proporcionarle más cariño y mimos durante los días anteriores y posteriores, darle caprichos de comida, pasar más tiempo jugando juntos, prestarle más atención, etc…