La congestión nasal en bebés o en niños es un síntoma leve que puede resultar muy molesto, sobre todo para los bebés, los cuales, no podrán alimentarse correctamente, ya que al no poder respirar mientras maman o toman el biberón, optarán por dejar de lado el alimento para poder respirar por la boca.
Este síntoma, tal y como ocurre en los adultos, consiste en la dificultad para respirar por la nariz, y puede deberse a varios motivos:
– Que exista mucosidad en las vías respiratorias.
– Que la nariz esté congestionada por un resfriado, lo que provoca que la mucosa nasal se inflame y dificulte la entrada de aire.
Señalar, que si el bebé ya es mayor, es posible que la causa de la dificultad respiratoria, se deba a que el niño se haya introducido un cuerpo extraño en la nariz, el cual, ha de ser extraído en un Centro de Salud.
Síntomas que puede presentar el bebé con congestión nasal
El síntoma que presentará un bebé con congestión nasal y que es observable a primera vista, es que el pequeño abrirá la boca para poder respirar, además de que hará un poco de ruido al hacerlo por la nariz. Este hecho, puede provocarle algunos inconvenientes como:
– Hará tomas pequeñas mientras se alimenta, dejando varias veces el pecho o el biberón para poder respirar por la boca.
– Se sentirá incómodo a la hora de dormir, enfadándose y echándose a llorar.
– Toserá, e incluso, en algunos casos podrá llegar a vomitar.
Además, es común observar a veces algo de moco transparente o espeso en la nariz del pequeño, lo cual, no es grave, pero sí que se pueden llevar a cabo una serie de cuidados para aliviar esta molestia y ayudar al bebé a sentirse mejor.
Consejos para descongestionar la nariz del bebé
Una manera muy sencilla e inocua de aliviar la congestión nasal, es echar unas gotitas de suero salino fisiológico en los orificios de la nariz del bebé, y como éste no contiene medicamento alguno, puede usarse tantas veces como se quiera o resulte oportuno.
Si la obstrucción nasal que presenta el bebé se viera acompañada de mocos, se deberá emplear una pera de goma o un aspirador especial para este uso. Sin embargo, si la presencia de éstos fuera constante, habría que acudir al pediatra, ya que la mucosidad puede extenderse hasta los oídos, provocando unas afecciones más negativas para el bebé.