Cada vez son más los padres los que se conciencian por una buena alimentación para sus hijos, para que éstos crezcan saludables, ya que la dieta infantil juega un papel fundamental en el desarrollo de los niños. Es por ello, que a pesar de que nos guiemos por lo que ya sabemos, conozcamos unas pautas básicas que hay que seguir para que los niños estén bien alimentados, ya que comer mucho no es comer mejor.
Es evidente que todas las comidas que se realizan durante el día son muy importantes para el niño, entre ellas, la merienda, la cual está un poco olvidada y a veces no se le presta la atención necesaria que requiere.
Dado que los estómagos de los niños son pequeños y necesitan de energía constante, los niños precisarán de consumos de comida continuados para obtener esa energía que necesitan. Es por ello que es necesario enseñar al niño unos hábitos alimenticios adecuados, y evitar a toda costa el picoteo.
Alimentos que deben estar presentes en la merienda del niño
Una merienda no ha de ser muy copiosa, sino que ha de tener los nutrientes justos para que el niño pueda seguir realizando sus actividades y cuando llegue la hora de la cena, vuelva a tener apetito.
Entre los alimentos que se le han de proporcionar al niño han de estar presentes aquellos que contengan glucosa, ya que el cerebro y los músculos necesitan de ella para funcionar correctamente. De igual modo, son necesarios los carbohidratos y las proteínas.
A pesar de ello, es importante vigilar lo que se les ofrece a los niños en la merienda, ya que aunque muchos padres no tienen el tiempo suficiente para preparar una merienda casera, la mayoría de ellos opta por la bollería industrial.
A este respecto, hay que tener mucho cuidado, ya que aunque este tipo de alimento presente carbohidratos o proteínas, también presentan un alto contenido en grasas y azúcares, los cuales, no solo pueden provocar colesterol, sino que son nutrientes vacíos que se consumen rápidamente provocando que el niño se sienta cansado mucho antes.
Esto quiere decir que los alimentos industriales sólo suplen las necesidades del niño a corto plazo, por lo que es conveniente, aunque no se disponga de mucho tiempo, que se le inculquen a los niños unos hábitos adecuados, enseñándoles que aunque cueste más, es mejor hacerse un buen bocadillo de jamón, ya que contendrá la misma cantidad de carbohidratos y proteínas y le proporcionará más beneficios a largo plazo que un bollo de chocolate.
Además, si el niño realizase una actividad física que le requiriera de un gran esfuerzo físico, se le deberá proporcionar una merienda adecuada a sus necesidades.