La Endivia (Cichorium Endivia var. Latifolia) es una hortaliza con cabeza rizada y de aspecto muy similar a la lechuga, que en realidad es una variedad de la achicoria, cuyas hojas interiores, previamente blanqueadas, son muy apreciadas tanto crudas como cocidas en todo tipo de ensaladas.
Cultivo de la Endivia
El cultivo de la Endivia se realiza de forma lineal, sembrando directamente las semillas en un suelo fertilizado, suelto, ausente de piedras, bien removido y profundo. Durante el proceso de cultivo, no sólo regaremos el terreno de forma periódica y abundante, sino también, pondremos especial atención en ir eliminando las malas hierbas que se vayan generando durante su crecimiento.
En otoño, antes de realizar la recolección de las endivias, procederemos a realizar el blanqueo de las hojas interiores, cubriendo la cabeza de la planta con las hojas exteriores, o bien, con un cono de papel que no permita la exposición a la luz solar.
Forzado de la Endivia
La técnica del forzado no sólo permitirá obtener unos cogollos tiernos ricos en minerales y de bajo poder calórico, sino que también, facilitará el arranque de las raíces en el momento de la cosecha.
Una vez hayamos recolectado las Endivias, arrancando las raíces y eliminando aquellas de menor tamaño que no hayan completado su desarrollo, las ubicaremos todas juntas en distintas cajoneras de gran profundidad (también valen tiestos) con tierra suelta cribada previamente, regándolas una última vez y colocándolas en un lugar oscuro y tapadas con un plástico opaco o cualquier otro material que no les permita recibir luz solar.
Aproximadamente un mes después, habrán brotado una serie de cogollos muy tiernos, los cuales, podrás ser cortados según se vayan consumiendo. Las raíces de las Endivias seguirán produciendo cogollos, sin embargo, no serán de tanta calidad como la primera remesa.