Es cierto que en ocasiones, los bebés muerden para agredir, pero es importante que sepas que no siempre lo hacen con ese objetivo. En la gran mayoría de los casos (algo que pocas mamás sabéis), es que los pequeños suelen morder porque la boca es su principal fuente de captación de conocimiento y sensaciones.
También es un modo de descargar su tensión o nerviosismo, porque aunque sea pequeñito, al igual que nosotros, en su mundo hay cosas que le ponen nervioso. De igual modo, los celos serán uno de los principales motivos por los que morderá, ya que será su forma de expresar que os extraña y que quiere estar cerca de vosotros.
Las molestias provocadas por la salida y el crecimiento de los dientes también pueden incitar al niño a morder, ya que le permite aliviar las molestias. En este caso, el método más efectivo para calmarlo consiste en proporcionarle un muñeco mordedor, o bien, darle pequeños masajes en las encías.
Consejos para ayudar a corregir su manía de morder
Es verdad que en ocasiones, los peques muerden intencionadamente a otros, ya sea para atacar o defenderse, es en estos casos donde como padres, debéis ayudarles especialmente, reconociendo lo que sienten, si es ira o frustración, y por supuesto, no mostrar en ningún momento conformidad o aprobación ante cualquier modo agresivo de exteriorizar su estado emocional.
Veamos a continuación una serie de consejos que os permitirán ir corrigiendo este tipo de actitudes en vuestro hijo:
Intentar distraerlo con algo con lo que disfrute.
Pese a vuestra preocupación por el otro niño, nunca le repitáis: “No lo muerdas”, porque en realidad, se lo estaréis recordando. En este caso, resultará preferible que optéis por un contundente “No”, pero adornado con grandes dosis de amor y cariño.
Sed firmes cuando lo corrijáis, es fundamental que comprenda y asimile que lo que está haciendo no está bien.
Jamás intentéis corregirlo mordiéndolo a él, aunque vuestra intención sea demostrarle que morder duele. No será capaz de entenderlo, ya que su mente todavía no le permite ponerse en el lugar de otro, por lo tanto, si lo regañáis por hacer algo que vosotros también estáis haciendo, simplemente lo confundiréis más.
Evitar los chantajes afectivos, por ejemplo, nunca le digáis que “si sigues mordiendo voy a dejar de quererte”, ya que lo único que conseguiréis es que vuestro hijo crezca inseguro y con miedo ante la posibilidad de perder vuestro cariño.
No le pongáis la etiqueta de “niño malo”, ya que vuestro hijo creerá todo lo que le digáis, y por lo tanto, es posible que piense que verdaderamente así queréis que sea.