El chupete es un objeto muy importante para los bebés, sobre todo, en sus primeros años de vida, ya que les ayuda a calmarse, llegando a convertirse, incluso, en un amigo inseparable.
Lo habitual es que los niños dejen el chupete antes de los 3 años, que es cuando comienzan a ir a la escuela. El problema surge cuando esto no se produce a tiempo, ya que puede causarles problemas en los dientes y en la boca.
No obstante, existen casos en los que los niños tienen tal dependencia de él, que puede llegar a resultar una tarea complicadísima intentar que lo abandonen.
Para estos casos, os presentamos algunos trucos o consejos que podéis emplear para intentar que vuestro hijo deje el chupete, definitivamente:
Hablad directamente con él sobre lo que pensáis realmente respecto a su chupete, diciéndole que ya es mayor para seguir con él, que lo puede regalar para que lo usen otros bebés que lo necesitan más que él, que se lo dé a uno de sus peluches preferidos, etc…
Podéis quitárselo de forma progresiva, pero poniéndole algunas excepciones, como por ejemplo, que sólo lo use cuando esté en casa, a la hora de dormir o durante la siesta, y según vayan pasando los días, tendréis que intentar reducir el tiempo de uso del chupete hasta que finalmente, ya no lo utilice.
En estos casos, es recomendable que vayáis premiándolo cuando no lo use, de este modo, irá viendo cómo no utilizar el chupete le proporciona beneficios.
Convencerle para que se lo deje al “Ratoncito de los chupetes” (primo del Ratoncito Pérez) debajo de su almohada, e intercambiárselo por algún regalo. También podréis recurrir a los Reyes Magos, cuando se acerquen las navidades.
Retiradle el chupete lo más pronto posible, ya que cuanta menos edad tenga, menos se acordará de ello. Ésta es sin duda vuestra opción más fácil, sin embargo, no es la más aconsejable, ya que podría comenzar a chuparse el dedo y coger ese mal hábito.
Perdérselo. Decidle que le habéis perdido el chupete y que después de mucho buscarlo, consolarlo diciéndole que ya no lo necesita y que algún niño más pequeño lo habrá encontrado y estará disfrutando de él.
Como último recurso, podéis sabotear el chupete, siempre y cuando no resulte peligroso para el niño, ya sea cortándole la punta de la tetina o untarlo en algún producto con un sabor desagradable, de este modo conseguiréis que sea él quien rechace el chupete.