La Neofobia, que etimológicamente significa “miedo a lo nuevo”, hace referencia al miedo que tienen los niños a probar nuevos alimentos, y aunque es un trastorno que afecta, sobre todo, en la infancia, también puede darse en adultos.
En este caso, el niño se niega de forma reiterada a probar nuevos alimentos, llegando a llorar y a sentir una tremenda angustia cuando se le incita a ello. No se trata de un simple rechazo a un alimento sino una aversión extrema.
Cómo ayudarles a superar la Neofobia
Más que actuar, lo que debemos hacer es prevenir, ya que la mayoría de las preferencias alimentarias se aprenden a través de la experiencia con los alimentos y la comida, las cuales, pueden ser modificables.
Por ello es importante dar ejemplo a los niños con los hábitos alimentarios de la familia, y aunque esto resulte más fácil llevarlo a cabo a una edad temprana, también debe hacerse durante otras etapas de su crecimiento, enfocando el gusto de nuestro hijo hacia un consumo de alimentos más saludables.
Nuestro ejemplo también debe pasar por probar nuevos alimentos nosotros mismos, no rechazarlos, disfrutar con las novedades o hablarles de los distintos sabores. Evidentemente, si algo no nos gusta, se le puede explicar la razón del por qué (es muy salado, muy picante, no me sienta bien…), sin embargo, es fundamental “experimentar” de vez en cuando, para que así observe como disfrutamos de la experiencia.
Cómo incorporar nuevos alimentos
Así pues, cuando queramos que los niños incorporen nuevos alimentos, podemos intentar darle uno nuevo junto a uno conocido, e incluso, de forma combinada. En este caso, no conviene presionar al niño, ya que esto puede retrasar el proceso de aceptación. Quitarle importancia al rechazo puede ayudarles a ser más “valientes” en ocasiones futuras.
Como comer debe ser una experiencia positiva, en ella no caben castigos o sobornos. Hay que divertirse comiendo, e incluso, preparando la comida. Si el niño manipula los alimentos o ayuda a preparar los platos, se familiarizará con ellos desde otro punto de vista, consiguiendo que comience a perderle el miedo a las nuevas comidas.
La importancia del embarazo
Durante el embarazo y la lactancia es fundamental que la madre lleve una dieta lo más variada y sana posible, ya que durante este periodo los sabores pasan al líquido amniótico y de ahí al feto.
Además, el sabor de la leche materna también irá cambiando en función de la alimentación de la madre, por lo que es una buena oportunidad para ofrecerle al bebé la posibilidad de comenzar a identificar distintos sabores. Es por esta razón que los bebés amamantados son más proclives a aceptar sabores nuevos, ya que la leche materna varía su sabor según la dieta de su madre.