La Mosca Blanca (Bemisia Tabaci) es un pequeño insecto chupador de color blanco o amarillo pálido, que alcanza un tamaño de entre 1 y 1,5 mm y que, como la mayoría de insectos chupadores, suele situarse en el envés de las hojas, la zona con mayor grado de porosidad, para alimentarse de la savia de la planta, succionando sus nutrientes.
Sin embargo, este no es el principal agravio causado por la Mosca Blanca, ya que durante el proceso de succión, este insecto segrega un compuesto llamado melaza, el cual, provoca la aparición y reproducción de multitud de hongos y bacterias, los cuales y con el paso del tiempo, pueden llegar a provocar la muerte de la planta.
Prevención
Como sucede con plagas similares, lo primero que debe hacerse es intentar evitar su aparición, para ello, deberemos aplicar las siguientes recomendaciones:
– Realizar un riego adecuado y adaptado a las características de la planta y al clima donde se desarrolla, de modo que se eviten la aparición de depósitos de agua acumulados en el sustrato que, posteriormente, atraigan a la Mosca Blanca.
– Utilizar un abono orgánico sólido de descomposición lenta, así como respetar las horas de luz solar necesarias y el calendario de siembra.
– Incrementar, lo máximo posible, la biodiversidad de nuestro huerto, plantando el mayor número de especies distintas, aunque siempre atendiendo a las correspondientes compatibilidades. Esta acción reforzará la resistencia de los ejemplares frente al ataque de insectos y hongos.
Eliminación
Si no hemos conseguido evitar la aparición de la Mosca Blanca, entonces deberemos proceder a su eliminación, procurando siempre que nuestras plantas sufran los menos daños posibles, por tanto, lo más recomendable será aplicar alguno de estos métodos:
– Utilizar insecticidas naturales como el jabón potásico o el aceite de Neem, incluso combinando ambos productos para fortalecer su efecto.
– Aplicar productos que eliminen la melaza provocada por la Mosca Blanca y que funciona como atrayente de hongos y bacterias nocivas.
– Aplicar la técnica de la homeostasis, la cual, consiste en diluir insecticidas químicos hasta prácticamente su totalidad, de modo que sea inocuo para nuestra planta pero efectivo contra los insectos.
– Preparar una solución a base de ajos machacados y diluidos en agua, para después, pulverizar el preparado sobre la planta.
Este último método es más efectivo como repelente que como insecticida, por lo que sería conveniente aplicarlo después de haber empleado alguno de los métodos anteriores.