El éxito de la lactancia materna dependerá de varios factores claves, como por ejemplo, el estímulo por parte de tu bebé, que tú te encuentres relajada, y sobre todo, que se produzca un acoplamiento perfecto entre ambos, es decir, que exista un buen agarre durante la lactancia, lo que no sólo repercutirá en su buena alimentación, sino también, en tu propia salud.
Signos de un buen acoplamiento
En este apartado comprobarás cómo un buen acoplamiento entre ambos os proporcionará enormes beneficios.
– La succión no te causará dolor (aunque puede ser incómoda durante los primeros días).
– Tu bebé tendrá la boca muy abierta y las mejillas redondeadas y salidas hacia afuera.
– Su barbilla deberá tocar tu pecho, pero teniendo cuidado de que su nariz no está tapada.
– El labio de abajo cubrirá más areola que el de arriba.
– La succión rápida del principio (empleada para provocar la bajada de la leche), se transformará en una succión más lenta y rítmica.
– Mientras tu bebé esté succionado, su mandíbula inferior subirá y bajará haciendo que se le mueva la oreja y la zona de la sien.
– Cuando tu bebé se desprenda del pecho, el pezón debe tener una forma larga y redonda, y no deformada como una barra de labios.
Debes saber que no todos los bebés son capaces de agarrarse al pecho sin ayuda, algunos necesitan un poco de ayuda por parte de la madre, pese a que no exista ningún problema por parte del bebé. Por lo tanto, en este caso, quizás necesites la ayuda de una matrona, de una enfermera o una asesora de lactancia.
Consecuencias de un mal acoplamiento
La principal consecuencia negativa será la aparición de “grietas en los pezones”, las cuales, se producirán cuando, en vez de succionar el pezón, el bebé también succione la areola, lo que te producirá dolor durante las posteriores lactancias.
A causa de estas grietas en los pezones, se desencadenarán otros inconvenientes derivados:
– La producción de leche se reducirá, a causa del dolor continuado en la zona.
– Aumenta el riesgo de obstrucción mamaria, una mastitis o un absceso.
– Tu bebé no se alimentará correctamente, por lo que aumentará el riesgo de padecer letargo, o hipoglucemia, además de una pérdida notable de peso.
En este caso, además de dejarte aconsejar por un especialista, intenta continuar con la lactancia mientras seas capaz de soportar el dolor, teniendo en cuenta que limitar las tomas no conseguirán aliviarte.