Cuando adquirimos un nuevo ejemplar de pez para introducirlo en nuestro acuario, la primera intención que nos asalta es la de depositarlo en él de forma inmediata, para así observarlo nadar libremente entre sus nuevos compañeros.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que el nuevo pez requiere de un tiempo de aclimatación a su nuevo hogar, así como un periodo de cuarentena que nos permita estar seguros de que el animal no padece ninguna enfermedad que pueda contagiar, posteriormente, al resto de los peces del acuario.
La aclimatación es un proceso fundamental en la vida de cualquier pez que llega de nuevas a un acuario, y por lo tanto, nunca deberemos obviarla, ya que de lo contrario, podríamos causarle un estrés excesivo al pez, pudiendo llegar a ser incluso la causa de su muerte prematura.
Una vez estemos totalmente seguros de que el pez está sano, iniciaremos el proceso de aclimatación. Para ello, deberemos dejar la bolsa en la que traemos al nuevo pez, flotando en el agua del acuario, para que de este modo, se homogenice la temperatura de ambas aguas y el pez no sufra un shock al cambiar de reciente, provocado por el cambio de temperatura.
Posteriormente, abriremos la bolsa y verteremos en su interior agua del acuario, para así conseguir que se iguale el pH. En este caso, llenaremos aproximadamente un tercio de la bolsa y esperaremos unos 10 minutos hasta que el pez se acostumbre, repitiendo la operación un par de veces más.
Finalmente, utilizaremos la redecilla para transportar peces para sacar al pez y colocarlo en el acuario.
Por último, cabe mencionar que es recomendable esperar 24 horas antes de alimentar al nuevo pez, de este modo, tendrá tiempo para aclimatarse adecuadamente a su nuevo entorno y comenzará a comer como todas las demás especies del acuario.