Amamantar a tu recién nacido no sólo consiste en alimentarlo, sino también, en crear un vínculo afectivo y de seguridad entre ambos que os unirá de por vida.
Por esta razón, te queremos presentar las principales claves de la lactancia materna, con el objetivo de que tengas una mejor comprensión de lo que supone tanto para ti como para tu pequeño.
Adelanta las tomas
Intenta darle de mamar a tu bebé lo antes posible, cuanto antes lo hagas, mucho mejor. La mayoría de los bebés desean mamar durante la primera hora después del parto, momento en el que el instinto de succión es muy intenso.
Amamantar precozmente facilitará el correcto agarre al pecho de tu bebé, en las tomas que se realicen posteriormente.
Incrementa el número de tomas
Ofrécele el pecho tanto de día como de noche. Debes hacerte a la idea de que pasarás mucho tiempo amamantando a tu bebé, sobre todo, durante las primeras semanas. En condiciones normales, tu bebé querrá mamar entre 8 y 12 veces cada día.
No mires el reloj y dale el pecho cada vez que lo busque o llore, sin esperar a que «le toque». De este modo, le proporcionarás el suministro de leche que necesite.
Amamanta hasta el final en cada toma
Deja que tu bebé mame del primer pecho todo lo que quiera, hasta que lo suelte por iniciativa propia, y después, ofrécele el otro. Así tu pequeño tomará la leche que se produce al final de cada toma, la cual, es más rica en grasa y calorías, y por lo tanto, se sentirá enormemente satisfecho y saciado.
En este caso, también deberás asegurarte de que tu bebé succiona adecuadamente y en la postura correcta, tanto de él como tuya.
Amamantar más produce más leche
Cuanto más mame tu bebé, más leche producirás tú. Por esta razón, es importante respetar el equilibrio natural y dejar que sea el bebé quien marque el número y la duración de las tomas.
En este sentido, tampoco será necesario que sientas el pecho lleno para seguir amamantándolo, ya que, principalmente, la leche materna se produce durante la toma gracias a la propia succión del pequeño.
Evita los biberones
Evita los biberones auxiliares y de suero glucosado. La leche artificial y el suero llenarán al bebé y reducirán su interés por mamar, por lo tanto, comenzará a succionar menos y tú producirás menos leche, tal y como hemos mencionado en el apartado anterior.
Evita el chupete
Evita el chupete, al menos, durante las primeras semanas después del parto, hasta que la lactancia se haya establecido en sus hábitos. Tu pequeño deberá aprender a mamar correctamente de tu pecho, y tanto las tetinas artificiales como el biberón o el chupete pueden dificultar dicho aprendizaje.
La lactancia como consuelo
Recuerda que tu bebé puede desear mamar por razones diferentes al hambre, como por ejemplo, la necesidad de succionar o de consuelo, por lo tanto, ofreciéndole tu pecho conseguirás calmar su ansiedad e inseguridad.
El descanso y el apoyo a la madre
No olvides que tú también necesitas atención y cuidados, y sobre todo, descanso, para que así puedas dedicarle todo el tiempo, la atención y la energía que necesita tu pequeño.
Deja que tu entorno familiar y de amigos te ayude en las tareas de la casa y en la crianza de tu pequeño.