Los problemas de cadera son bastante frecuentes en los perros. En la mayoría de las ocasiones, este problema tiende a presentarse más en las razas de mayor tamaño, aunque el resto de razas, tampoco están exentas de padecerlo.
La displasia de cadera es el problema más común, cuya aparición suele deberse a motivos genéticos. En este caso, la falta de firmeza en la cadera (laxitud) provoca que la articulación comience a doler.
Síntomas de la displasia de cadera en perros
Algunos de los principales síntomas de una displasia de cadera son:
– Cojera en una o ambas patas traseras.
– Dolor o molestias durante o después de la realización de un ejercicio.
– Desplazamiento anormal, es decir, el perro comienza a saltar como un conejo en lugar de caminar o trotar.
– Reducción de la actividad física.
– Dificultad para ponerse en pie o caminar después de incorporarse.
En este sentido, el veterinario le realizará unas radiografías para así poder determinar si la displasia de cadera está realmente presente en el perro.
En caso afirmativo, él deberá ser el encargado de facilitarnos el tratamiento correspondiente para nuestra mascota, el cual, dependerá de diversos factores, como por ejemplo, la salud general del perro, su edad y la gravedad de la displasia.
A este respecto, cabe mencionar que los tratamientos quirúrgicos y médicos resultan muy positivos y eficaces, sin embargo, nosotros también podemos ayudar a nuestro perro llevando a cabo las siguientes recomendaciones:
– Ayudarle a conservar un peso adecuado.
– Proporcionarle la posibilidad de practicar ejercicio de forma regular y saludable. La natación es una alternativa excelente, ya que le permite ejercitar todo el cuerpo.
– Consultar con el veterinario acerca de los masajes que podemos realizarle en las articulaciones. Si nos recomienda este método, deberemos pedirle que nos enseñe.
– Facilitarle las tareas diarias, como por ejemplo, si disfruta durmiendo en nuestra cama, podremos colocarle una pequeña rampa para que no tenga que saltar.