El Burmese o Burmés es un gato al que, hoy en día, no se le suelen asociar afecciones de ningún tipo propias de su raza, y prueba de ello es su longevidad. Este gato puede tener una esperanza de vida de 18 años si se le ofrecen los cuidados básicos que precisa para crecer y mantenerse sano.
A pesar de ello, algunos de los ejemplares de la raza Burmese se han visto afectados por enfermedades congénitas y hereditarias que su raza venía padeciendo en sus inicios. Sin embargo, estas enfermedades ya no suponen una preocupación para la salud del Burmés, ya que los criadores profesionales se encargan de escoger a los progenitores, consiguiendo con ello unos cachorros fuertes y sanos. Veamos a continuación de qué enfermedades se tratan:
– Gangliosidosis GM2. Enfermedad hereditaria provocada por la falta de la enzima Beta-hexosaminidasa, lo que provoca que los nutrientes que no pueden ser procesados se almacenen en los lisosomas. El síntoma más común de esta enfermedad son alteraciones en el sistema nervioso.
– Malformaciones en el cráneo. Enfermedad congénita que afecta a la esperanza de vida del gato que la padece, pero que no presenta ningún peligro para el resto de las crías de la misma camada.
Otras enfermedades más comunes que puede padecer el Burmese son las que pueden enfermar a cualquier gato, y que están causadas por unos cuidados incorrectos del dueño hacia el gato, como por ejemplo, aquellas relacionadas con una mala alimentación o con una mala higiene, tanto del propio gato, como del entorno que lo rodea.
La prevención de todas estas enfermedades es muy sencilla, ya que bastará con proporcionarle unos cuidados básicos y acudir a las revisiones médicas cuando sea necesario, comprobando que el Burmés se desarrolla con normalidad, y proporcionándole las vacunas y las desparasitaciones internas y externas necesarias que permitan mantener al gato alejado de dichas afecciones, ayudando con ello a aumentar su ya longeva esperanza de vida.