El British Shorthair es un gato que, por lo general, no presenta ningún tipo de afección, aunque debido a los cruces efectuados para la obtención de esta raza, se han dado casos en los que los ejemplaren han heredado ciertas enfermedades propias de la raza Persa usada para su creación. Dichas enfermedades son:
– Enfermedad Poliquística Renal (PKD). Trastorno en el que se forman quistes con líquido en los riñones que van aumentando de tamaño progresivamente, llegando a provocar un fallo renal.
– Cardiomiopatía Hipertrófica Felina (HCM). Enfermedad del miocardio que se caracteriza por el engrosamiento del músculo del ventrículo izquierdo sin una causa aparente, provocando en algunos casos anomalías cardíacas.
A pesar de ello, al ser enfermedades hereditarias, no suelen estar presentes en los ejemplares de British Shorthair, ya que los criadores se encargan de elegir a sus procreadores de manera selectiva, evitando este tipo de enfermedades y consiguiendo de este modo unos cachorros sanos.
Otras enfermedades que puede padecer el British Shorthair pueden evitarse de manera más sencilla, como es el caso de la obesidad, los problemas en el tracto digestivo a causa de las bolas de pelo, y la aparición de parásitos externos debido a su pelaje tan denso. Estos trastornos pueden evitarse ofreciendo una alimentación adecuada a las necesidades del British Shorthair, proporcionando la tan conocida malta y realizando los cuidados de higiene adecuados, como es el tan importante cepillado.
Del mismo modo, la salud del British Shorthair puede verse asegurada si se siguen las pautas que el veterinario ofrecerá para sus cuidados, tanto en la alimentación como en la higiene, así como llevando al días las vacunaciones y las desparasitaciones, tanto internas como externas. Siguiendo estos consejos, el British Shorthair se mantendrá alejado de las enfermedades propias de los felinos, creciendo de una manera sana y feliz.