Anders Behring Breivik, fundamentalista cristiano ultraderechista, ha regresado al lugar de los atentados del pasado día 22 de julio, la isla de Utoya.
Custodiado por un espectacular dispositivo policial, ha sido trasladado para aportar más datos sobre la matanza que protagonizó en el campamento juvenil laboral.
Las Fuerzas de Seguridad noruegas desvelaron la visita sorpresa que realizó el autor de la masacre como parte de la investigación y con el objetivo de recopilar todos los datos posibles sobre el atentado.
La visita duró más de 8 horas, custodiado por decenas de agentes y un helicóptero de vigilancia, fue sometido a un intenso interrogatorio donde relató detalladamente como fue asesinando a las 69 víctimas que fallecieron en Utoya, mientras un par de agentes grababan en vídeo todo el testimonio.
Según Hjort-Kraby, portavoz de la policía noruega, Breivik “no permaneció impasible por estar de vuelta en Utøya, pero desde luego, no mostró ninguna señal de arrepentimiento, mostrándose tranquilo y con un actitud colaboradora”.
La rápida e inesperada visita de Breivik se debe motivada a que la policía debe entregar nuevamente el control de la isla a las Juventudes del Partido Laborista antes del día 19 de agosto, ya que son los legítimos propietarios de la isla.