Los niños de 1 a 2 años disponen de multitud de recursos para desarrollar su inteligencia, como por ejemplo, la imitación, el ensayo-error o la repetición, entre otros. Cualquier actividad que realice con vosotros, como un juego o la lectura de un cuento, se convertirá en una excelente oportunidad para aprender. No obstante, si tu hijo no mostrara ningún tipo de interés por las personas o por iniciar este tipo de actividades, entonces podríamos estar hablando de un retraso en su desarrollo cognitivo.
Para tu hijo de entre 1 y 2 años, cualquier actividad, ya sea un juego, una conversación o una tarea, debe convertirse en una oportunidad para aprender y desarrollar su inteligencia.
Tal y como hemos mencionados anteriormente, los niños durante sus primeros años de vida cuenta con diferentes recursos para desarrollar su inteligencia, sin embargo, ¿qué significan realmente estos recursos?
El niño aprende por imitación
Durante el segundo año de vida, el niño va registrando y almacenando continuamente, información sobre el funcionamiento de las cosas.
Cada cosa que vea hacer a otra persona, será para él un nuevo aprendizaje, por lo tanto, aprovechará la información recibida para decidir o solucionar cada uno de los retos que se le planteen.
En este caso, pondríamos como ejemplo que el pequeño coge un cepillo y se lo pasa por el pelo, o bien, levanta el teléfono y se lo pone en la oreja.
El niño desarrolla su inteligencia por ensayo y error
A medida que madura, el niño va incluyendo matices y variaciones en lo que va aprendiendo. De este modo, a partir de los 18 meses, empieza a incluir en sus imitaciones una nueva técnica, el ensayo-error. Si algo no le sale, lo vuelve a intentar sucesivamente hasta que consigue alcanzar su objetivo.
El niño refuerza lo aprendido con la repetición
Para adquirir destreza en cualquier arte o técnica es necesario practicar y practicar, por lo tanto, es importante que el niño repita y repita una actividad que le divierta, ya que de este modo, no sólo desarrollará su inteligencia, sino que también, no se cansará de hacerlo mientras pueda divertirse, como por ejemplo, repitiendo un juego, escuchando un mismo cuento, haciendo un puzzle, etc…
Los padres deben ayudar al niño a satisfacer su curiosidad
A partir de los 18 meses, el niño preguntará a menudo: ¿Eso qué es? ¿Por qué? ¿Por qué es así?
Por esta razón, tanto los padres como otros adultos deben contribuir al desarrollo de su inteligencia respondiendo a las preguntas, mostrando cómo funcionan las cosas y prestándole atención.
¿Cuándo deben preocuparse los padres? Señales de alerta
Existen determinadas señales de alerta que indican que el niño puede sufrir algún tipo de retraso en su desarrollo cognitivo. En este caso, los padres deben solicitar que un pediatra o psicólogo infantil valore a su hijo si observan, de forma repetida, algunos de los siguientes hechos:
– El niño no pregunta, no siente curiosidad por el mundo que le rodea.
– Está como ausente y repite un juego de forma reiterada, sin cambiar a otro.
– Fracasa en todo lo que intenta y nunca inicia actividades por sí mismo.
– No hace «juegos de imitación»: peinar, acunar un muñeco, hacer comiditas, etc…
No muestra interés por las personas, es decir, no las mira, no las imita, no les pregunta, etc…