Un Jardín de Rocas es lo que comúnmente se conoce como una Rocalla, la cual, consiste en la agrupación de plantas, rocas y otros elementos, como pueden ser un curso de agua, una cascada, una gruta, etc…, que simulan un paisaje natural y rústico de origen alpino.
Los terrenos accidentados y ondulados son los más adecuados para hacer una Rocalla, aunque esto no impide que un suelo llano pueda utilizarse para tal fin.
Antes de comenzar a elaborar nuestro Jardín de Rocas, deberemos saber que se han de evitar suelos arcillosos o que presenten un mal drenaje, ya que sería un inconveniente tanto para la estabilidad de las rocas como para las plantas que coloquemos, ya que normalmente se emplean plantas alpinas o aquellas que crecen en terrenos pobres y secos.
El diseño de la Rocalla se hará libre, creando una pequeña pendiente y unos escalones rústicos e irregulares que servirán de guía para ubicar las plantas. En cuanto a los escalones, éstos se formarán con la ayuda de las rocas, colocando primero las piedras grandes, ya que serán las que formen la estructura, y posteriormente, las piedras pequeñas, todas ellas de manera irregular, para así simular la naturaleza.
Las rocas se han de enterrar 2/3 de su tamaño total, dejando a la vista su cara más erosionada. Una vez se tengan todas las rocas colocadas, es aconsejable esperar un par de semanas para la plantación de las plantas, asegurando así el asentamiento de la tierra y de las propias rocas.
Dependiendo del clima en el que nos encontremos, escogeremos unas plantas u otras, aunque las clásicas para la Rocalla, son las plantas alpinas. Las plantaremos utilizando 3 plantas como mínimo de la misma especie, colocándolas en escalones sucesivos, combinando colores, formas y épocas de floración, dándole así un aspecto más armónico al jardín.
Para terminar, si queremos añadirle agua a nuestro Jardín de Rocas, se aconseja siempre construir pequeños caudales y cascadas, e incluso, un pequeño estanque.