En los primeros meses de vida, aunque el bebé no sepa hablar, será capaz de comunicarse con sus padres. Una mirada, un gesto, la intensidad y melodía de la voz o incluso una sonrisa de sus padres, guiarán al bebé en su desarrollo del lenguaje, siendo sus primeras interacciones con otras personas y el mundo que le rodea.
El bebé, al no saber hablar todavía, intentará responder a cada una de las señales que sus padres le mandan, ya sea con una mirada, balbuceando o moviendo sus bracitos y piernas. Estos recursos, se irán haciendo más complejos con el paso del tiempo, y los padres deberán saber interpretarlos para establecer una buena comunicación con su hijo.
Tipos de interlocutores
Que la comunicación entre padres e hijo triunfe o fracase, dependerá de los interlocutores, de su carácter y de la actitud que empleen ambos en el acto de la comunicación. Así bien, los bebés pueden ser:
Activos. Son idóneos para interactuar y comunicarse con ellos, ya que en la mayoría de los casos son ellos los que buscan interactuar con la madre moviendo los bracitos para que ésta le haga caso y le dedique una sonrisa o le hable. Del mismo modo, responderán activamente a todas las interacciones comunicativas hacia ellos.
Tímidos. Son aquellos que no iniciarán una comunicación con sus padres, pero que sí responderán a todas sus interacciones. En este caso, habría que esforzarse más con ellos para que se comuniquen.
Pasivos. Con este tipo de bebés resulta bastante difícil mantener una comunicación, ya que ni responden ni inician ningún intento comunicativo, así como tampoco se introducen en el juego y suelen ir a “su aire”. Por este motivo, son los que más necesitan del cariño y esfuerzo de los padres.
Consejos para una comunicación adecuada con el bebé
Una vez se conozca el interés que el niño mostrará por la comunicación, se deberá actuar de una manera u otra, pero se aconseja que sea éste quien lidere y elija los momentos lúdicos.
Para conseguir una comunicación adecuada con el bebé es importante:
Evitar el exceso de control por parte de los padres y la escasa participación del bebé. Si los padres controlan y dirigen siempre el juego, atosigando al bebé con muchas preguntas sin darle tiempo a que pueda contestarlas, éste optará por desconectar del juego.
Mostrar mucha paciencia e interés. Es importante esperar expectantes el tiempo que haga falta la respuesta del bebé, ya sea una mirada, un gesto, una sonrisa, etc… y acto seguido mostrar interés y contestarle al niño.
Si no se siguen estos consejos, lo más seguro es que el niño acabe por obviar las interacciones con los adultos y se mengüen así, sus intenciones comunicativas.