Altos dirigentes del Gobierno celebraron en la intimidad el final de la lucha armada anunciado por ETA. Al día siguiente del anuncio, Zapatero se reunió, como todos los viernes, con los respectivos ministros en el Palacio de la Moncloa, sin embargo, aquella reunión no sería como tantas otras.
Lo primero fue, que nada más aparecer Rodríguez Zapatero por la sala del consejo de ministros, fue agasajado con un gran ramo de flores, que le entregó directamente su propia mujer, Sonsoles Espinosa.
Pero hubo más, según me cuenta mi “enano infiltrado”, Zapatero pidió en privado a los asistentes que no fuesen “desmesuradamente generosos” en concederle a él todos los méritos, por el hecho de haberse producido este “anuncio histórico” durante su mandato.
Fue un consejo de ministros muy especial y, sobre todo, emotivo, ya que durante el transcurso del mismo, se pudo observar más de una lágrima entre los ministros del Gobierno.
Mi “enano infiltrado” ha escuchado por los pasillos de La Moncloa que una de las más emocionadas con la noticia fue Carme Chacón, quien compartió con sus colegas de gabinete, con la voz muy entrecortada, la conversación que mantuvo, la noche anterior, con los familiares del ex ministro socialista, Ernest Lluch, asesinado por ETA en el año 2000.
Además, tanto Ramón Jáuregui como la titular de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, ambos vascos de nacimiento, se les pudo ver especialmente sensibilizados.