Afecciones respiratorias en las Tortugas

La Tortuga es uno de los animales que con mayor frecuencia se adopta como mascota, tanto por personas mayores como por niños, debido principalmente a que no ocupa mucho espacio y no requiere de cuidados complejos.

Sin embargo, tiene en su contra que es una de las mascotas que con más facilidad puede enfermar, lo que hace que su pronóstico de vida se limite bastante. Principalmente, suelen padecer problemas respiratorios, algo extensible a multitud de especies de reptiles.

Este tipo de problemas pueden perjudicar gravemente la salud de las tortugas, e incluso, llegar a ocasionarles la muerte si no se tratan a tiempo.

Estas afecciones respiratorias están causadas, principalmente, por la exposición de nuestra Tortuga a cambios bruscos de temperatura, producidos entre la temperatura del agua y la del ambiente.

Dichos problemas presentarán como síntomas la falta de apetito, la reducción en su mucosidad, la dificultad a la hora de respirar, así como cierta inclinación durante el nado.

Cómo evitar afecciones respiratorias en mi Tortuga

La primera medida que debemos tomar consiste en aumentar la temperatura del agua a unos 22oC, ya que de este modo, conseguiremos estimular de forma natural su sistema inmunológico.

También será importante que evitemos el contacto directo de nuestra Tortuga con las corrientes de aire, ya que son una de las principales causas que provoca los problemas respiratorios.

Así pues, si vive en un acuario, será recomendable construir un refugio que permita a nuestra Tortuga guarecerse de los cambios de temperatura. Si por el contrario, vive en un terrario, entonces deberemos colocar una lámpara de calor en uno de los extremos, de este modo dispondrá de una zona muy cálida a la que acudir cuando necesite calor.

Cómo tratar las afecciones respiratorias en mi Tortuga

Si nuestra Tortuga padece este tipo de problemas y no notamos una mejoría en, como máximo, 5 días, deberemos acudir rápidamente a un veterinario para que la enfermedad no derive en otras complicaciones.

Si desde el principio notamos que le cuesta en exceso respirar y que lo que padece es más grave que un simple resfriado, acudiremos inmediatamente a un especialista para que establezca el tratamiento a seguir y los cuidados que debemos proporcionarle.