A pesar de que se ha demostrado de que con el castigo físico no se consiguen los resultados que se buscan con él, y que además, suele empeorar las cosas, muchos padres acaban recurriendo a él cuando no se ven capaces de emplear otros métodos alternativos más eficaces y menos agresivos.
Veamos a continuación algunas razones para no emplear el castigo corporal en la educación de los más pequeños:
Conduce a un comportamiento agresivo
Los niños que han sido golpeados en su infancia, suelen identificarse con el agresor y serán más propensos a golpear y a morder a otros niños, ya que con el castigo físico el niño entiende que la violencia es la mejor manera de tratar los conflictos que vayan surgiendo.
No enseña habilidades de resolución de conflictos útiles
Al emplear el castigo físico para educar al niño, en vez de una comunicación adecuada y constructiva, provocará que los niños sean más propensos a presentar dificultades en sus relaciones futuras.
Lleva a la mentira y al engaño
Muchos niños, para evitar el castigo físico, comienzan a mentir, lo que ocasionará que sean más propensos a utilizar la mentira y el engaño para zafarse de ciertas responsabilidades.
Provoca problemas emocionales
El castigo corporal, puede causar que los niños que lo sufren, puedan padecer problemas emocionales como ansiedad o depresión.
Hace que los niños teman a sus padres
Debido a que los niños se ven amenazados por sus padres, éstos suelen abandonar el hogar familiar tempranamente ya que no se sienten seguros y rechazan los valores de sus padres.
Conduce a la rebelión
El castigo corporal suele provocar que el niño desarrolle una actitud más agresiva, comportándose más temerariamente que los demás y desafiando constantemente a sus padres.
Causa problemas sexuales
El hecho de azotar al niño en el culo constantemente puede ocasionar que el niño sufra de disfunciones o perversiones sexuales en un futuro.
Insensibiliza ante las sensaciones físicas
Los niños castigados físicamente pueden volverse insensibles a ciertas señales de su cuerpo ante el dolor que pueden sufrir, como por ejemplo, la sensación de hambre, de plenitud o fatiga.
Provoca dolor físico y emocional
Los niños que lo sufren, suelen buscar experiencias placenteras de otra manera, ya que siempre se han sentido amenazados y frustrados.
No funciona a largo plazo
A pesar de que el castigo físico ayude a los padres a obtener la obediencia temporal de los niños, no ayuda a que éstos aprendan y desarrollen unos valores morales adecuados.