Debido a la falta de información o de preocupación, las madres primerizas pueden cometer errores en el cuidado de su pequeño. Entre los más comunes se encuentran:
Esterilizar los objetos del bebé de manera constante
Es fundamental que exista una buena higiene en los bebés, pero las madres no deben obsesionarse con ello. Bastará con que los objetos del pequeño estén limpios, de este modo, el bebé podrá entrar en contacto con ciertas bacterias que le ayudarán a desarrollar su sistema inmunológico sin llegar a enfermarlo.
Abrigar al bebé desmesuradamente
Se sabe que los recién nacidos pierden temperatura rápidamente, por lo que si abrigamos en exceso al bebé, provocaremos que éste sude, lo que realmente podría enfermarlo.
Bañarle diariamente
Algunos pediatras aconsejan sólo bañar al bebé dos o tres veces por semana, ya que el manto graso que está presente en la piel se ve alterado con el baño, provocando un desajuste en la flora bacteriana natural de la piel y en su pH, pudiendo causarle ciertas enfermedades.
Raparle para que el pelo le crezca más fuerte
Este mito es totalmente falso, ya que su tipo de pelo dependerá de su herencia genética. Sin embargo, es posible que al rasurarle el pelo, dañemos su fina piel, y provoquemos que pierda calor corporal por la cabeza.
Cambiar al bebé de pecho antes de que haya terminado
Es importante dejar que el niño termine de mamar de un pecho antes de cambiarlo, ya que la leche del final es la que más le alimenta y sacia.
Permanecer en silencio durante el día
Es desaconsejable que la casa permanezca en silencio mientras el bebé duerme de día, ya que éste debe asociar las horas de sueño con los ciclos de luz y oscuridad. Por ello, es conveniente que el bebé perciba la luz del día y oiga los ruidos rutinarios del hogar para que sepa que es de día, y vaya acostumbrando su cuerpo a los diferentes horarios.
Dejarle llorar hasta que se canse
Es muy importante que cuando un recién nacido llore, se le atienda lo antes posible, consolándole e intentando saber qué es lo que le inquieta en ese momento. De este modo, el bebé se sentirá más seguro al saber que hay alguien que se preocupa por él cuando precise algo.
Evitar que otra persona lo coja o toque
Esta preocupación es muy normal en las madres, ya que no quieren que su hijo pueda contagiarse al entrar en contacto con otras personas, pero si éstas no están enfermas y son personas de confianza, no hay ningún problema en que lo hagan, sino todo lo contrario, el bebé se beneficiará de ello.
Creer que puedes hacerlo todo tú sola
Es muy común que las madres primerizas quieran ocuparse de todo lo referente a su bebé, pero no contar con nadie, suele sobrepasarlas. Por ello, es conveniente que se apoyen en el padre del niño y en su familia, siendo conscientes de que no están solas y no por ello son peores madres.
Infravalorar los consejos del pediatra
Muchas madres prefieren seguir los consejos de sus abuelas o madres, hábitos que hace 30 años eran idóneos para criar a un niño, pero que hoy en día ya no se recomiendan, por lo que es aconsejable seguir los consejos del pediatra.