Con la instalación de un sistema de riego enterrado conseguiremos regar, de forma automática, toda nuestra superficie de cultivo, sin necesidad de manipular el sistema de agua corriente de nuestra casa.
Herramientas requeridas
– Cinta métrica.
– Carretilla.
– Destornillador de estrella.
– Pisón (compactador de terreno).
– Sierra de metal o Tenaza para cortar tubos.
– Azada.
Materiales requeridos
– Aspersor sencillo fijo u ocultable y Aspersor turbo fijo u ocultable.
– Alargador para aspersor sencillo.
– Cinta aislante.
– Tubo de PVC de presión y elementos conectores (derivación en “L”, en “T” y recto).
– Selector y programador.
– Filtro y rejilla de aviso.
Aspersores
Los aspersores pueden funcionar mediante dos sistemas de riego:
– Sencillo: Utilizado para cubrir pequeñas y medianas extensiones de terreno con un radio aproximado de entre 2,5 y 5 metros, los pequeños, y de entre 35 y 50 metros, los medianos.
– Turbo: Empleado para el riego de grandes superficies de terreno con un radio aproximado de entre 10 y 400 m2, incluyendo un ángulo de riego de entre 25o y 360o. Además, suelen incluir un sistema automático de anti-congelado.
Ambos tipos pueden ser fijos, permaneciendo visibles pero pudiendo regular su altura, u ocultables, que se esconden debajo del terreno.
La elección de un tipo u otro dependerá del tipo de superficie que deseemos regar.
Por último, advertir que nunca deben instalarse en un mismo sistema, un aspersor sencillo y un aspersor turbo, debe optarse por uno u otro, o instalar sistemas independientes.
Tubo de PVC de presión y elementos conectores
Lo más recomendable para conducir el agua es utilizar un tubo de PVC de presión o de polietileno, que tenga un diámetro aproximado de 20 mm y sean resistentes a las heladas.
Respecto a los elementos conectores, los conectores derivados en “T” se emplearán para conectar los aspersores a la red de riego, los derivados en “L”, para aplicar un cambio de dirección 90o, y los conectores rectos, para prolongar el recorrido de la misma.
Selector y programador
El selector proporciona la oportunidad de regar con hasta 6 redes de riego simultáneas, o bien, seleccionar únicamente las que se desee emplear.
Por su parte, el programador, puede ser mecánico, corta el riego al finalizar el tiempo previamente programado, o electrónico, abre y cierra el paso del agua en función de lo programado (incluye además un sensor de humedad).
Filtro, rejilla de aviso y grava
El filtro permite regular la cantidad de impurezas externas que puedan acceder al riego.
La rejilla de aviso alerta sobre la aparición de canalizaciones subterráneas de agua durante el riego.
La grava facilitará el drenaje de los depósitos de agua subterránea que se almacenen.
Fabricación del sistema
Como requisito inicial, será necesario diseñar un plano del jardín o de la huerta, delimitando las distintas superficies a regar y la ubicación de los aspersores según su radio de acción.
Posteriormente, habrá que estimar el volumen de salida del riego. Para ello, calcularemos los segundos que tarda en llenarse un recipiente de aproximadamente 5 ó 10 L, y con dicha información, acudiremos a una tienda especializada para que nos asesoren sobre el número de redes que requiere nuestra instalación.
Ahora, procederemos con el montaje de la red.
Primeramente, colocaremos los aspersores y los tubos de unión según lo hayamos establecido en el plano previo, dejando un margen de seguridad de entre 5 y 10 cm de tubo para las uniones entre los distintos aspersores.
Ahora, cortaremos los tubos de conducción en ángulo recto con una sierra de metal o con unas tenazas, y enroscaremos los aspersores sobre éstos, que incluirán un conector en la boquilla y un regulador de dirección.
Conectamos la instalación al grifo de riego mediante una manguera, colocando si se quiere un filtro que bloquee el acceso de impurezas, y comprobamos que la instalación funciona correctamente antes de proceder a su entierro.
Instalación del sistema
En el lugar donde se vayan a instalar las redes de riego, procederemos a cavar una zanja en forma de “V” a una profundidad de unos 30 cm, intentando conservar intactos los terrones de tierra que extraigamos para facilitar el recubrimiento posterior.
Ahora, depositaremos una capa de grava de tamaño medio en el fondo de la zanja que acabamos de cavar, colocando encima el aspersor y los tubos.
En este paso, comprobaremos no sólo que los aspersores ocultables (si se ha optado por este tipo) no sobresalgan por encima de la superficie cuando se oculten, sino también y antes de rellenar la zanja, que la instalación funciona correctamente y que los aspersores se encuentran completamente verticales.
Una vez se haya comprobado todo, rellenaremos unos 20 cm de zanja con la gravilla utilizada anteriormente, y antes de volver a introducir los terrones de tierra que habíamos extraído, colocaremos la rejilla de aviso.
Por último, colocaremos los terrones de tierra, los regaremos para que se adhieran a la gravilla y apisonaremos la tierra con el pisón para que se compacte y no se hunda, obteniendo su aspecto inicial.