España, según los datos ofrecidos por la encuesta de Eurostat, se sitúa en el penúltimo lugar de la Europa de los 27 en cuanto a población joven de entre 20 y 24 años, que ha finalizado, al menos, los estudios de secundaria superior, es decir, Bachillerato o Formación Profesional, con un porcentaje del 61,7%, superando únicamente a Malta (59,1%) y claramente por debajo de la media europea, la cual, se sitúa en torno al 80%.
Para el Instituto de Estudios Económicos (IEE), estos datos resultan se un indicador muy claro de cómo se encuentra la educación en España, y como consecuencia de ello, las enormes dificultades de los jóvenes españoles para acceder al mercado laboral.
Para el IEE, los jóvenes sin un título de secundaria superior presentan muchas más dificultades no sólo para encontrar un empleo, sino también, para mantenerlo.
De este modo y según los últimos datos publicados respecto a las estadísticas comunitarias, los países que presentan un mayor porcentaje de jóvenes titulados en enseñanzas secundarias superiores (especialmente FP), pertenecen al este de Europa, como por ejemplo, Eslovaquia, República Checa, Eslovenia o Polonia, cuyas tasas giran en torno al 90% de titulados.
Sin embargo, otros países de regiones geográficas distintas también presentan niveles superiores a la media europea pero inferiores al bloque del este, como por ejemplo, Suecia (89%), Chipre (87,7%), Irlanda y Lituania (86,9%), Bulgaria, Austria y Finlandia (85,5%), Francia, Grecia y Hungría (83,2%), Bélgica (81,6%) y Reino Unido (80,1%).
Respecto a los países cuyo porcentaje se encuentra por debajo de la media europea, tenemos a los Países Bajos (78,2%), Italia (76,9%), Alemania (75,8%), Dinamarca (69,8%) y Portugal (64,4%).
Estas cifras ponen de relieve la auténtica realidad social que viven los jóvenes españoles, ya que si tenemos en cuenta que sólo el 61,7% de los jóvenes ha cursado Bachillerato o FP, y le sumamos el porcentaje de fracaso escolar del 26,5%, es decir, jóvenes que no disponen de Graduado Escolar siquiera, nos encontramos con un panorama laboral difícilmente solucionable a corto o medio plazo.
Y todo a pesar de los objetivos impuestos desde la Unión Europea en la llamada “Estrategia de Lisboa”, por la cual, todos los países miembros debían alcanzar en 2010, que el 85% de los jóvenes entre 20 y 24 años, tuviesen como mínimo la titulación de Bachillerato o de FP.