Resulta habitual que muchos emprendedores decidan asociarse con amigos para iniciar su nueva aventura empresarial, compartiendo su tiempo, sus ideas, sus proyectos y sus problemas con personas de confianza, algo que puede resultar entretenido y motivante. Sin embargo, para mantener a salvo tanto la amistad como el negocio, existe una serie de puntos que se deben tener en cuenta a la hora de emprender un negocio con un amigo:
No confiar exclusivamente en la autorregulación para el trabajo diario
Si bien es cierto que entre amigos se pueden tomar un gran número de decisiones y repartir las tareas por ajuste mutuo, es decir, sin acudir a unas reglas fijas previamente establecidas, esto no siempre va a funcionar. Una empresa no es un videojuego, un proyecto para la universidad o un partidillo de fútbol entre amigos. Establecer unas determinadas pautas de trabajo y distribuir áreas de responsabilidad mejorará enormemente la eficiencia, reducirá el nivel de conflictos y preparará a la empresa para crecer y desarrollarse.
Ajustar la realidad al marco legal
En confianza, pueden quedar en la informalidad diversos aspectos relacionados con la propiedad del negocio, el equipamiento, las marcas, los dominios u otros activos que pueden resultar claves si el proyecto consigue prosperar. No obstante, en ocasiones se formaliza la actividad de una forma distinta a lo acordado entre los socios, como por ejemplo, si es un solo socio el que se registra para poder facturar, o es un socio el que aporta el dinero mientras que otros realizan dicha aportación en forma de trabajo. Mantener la realidad lo más cerca posible a la formalidad legal ayuda a evitar sorpresas ante posibles desacuerdos.
Fijar los criterios para resolver decisiones conflictivas
Posiblemente, en algún momento del ciclo vital del negocio sea necesario tomar decisiones acerca del comportamiento futuro de la empresa, como por ejemplo, endeudarse, incorporar capital o cambiar el rumbo de la misma. En este caso, ¿qué sucede si no están de acuerdo los distintos socios? ¿Se decidirá por votación según el porcentaje accionario o debe existir unanimidad? ¿A quién se debe recurrir en caso de empate sin salida? ¿De qué modo se podría disolver la sociedad si fuera necesario? Estas y otras cuestiones deben fijarse de antemano, antes de que se produzca cualquiera de estas situaciones.
Revisar con regularidad el plan y el punto de vista de cada socio
Quizás se comparta la visión que pone en marcha el negocio, sin embargo, con el paso del tiempo las situaciones personales pueden cambiar. Por esta razón, es fundamental organizar reuniones anuales donde cada socio pueda exponer su visión sobre el rumbo del negocio o acerca de los planes de futuro para la empresa, de este modo, resultará más sencillo llegar a acuerdos satisfactorios para todas las partes.
Disponer de momentos para la amistad y libres de trabajo
Cuando todo es trabajo, la amistad puede que se vaya erosionando progresivamente hasta desaparecer, por lo tanto, es fundamental realizar un esfuerzo e intentar disponer de momentos y espacios donde las conversaciones no tengan el trabajo como eje principal, sino que se puede disfrutar de una agradable y divertida conversación entre amigos.