El género “vanilla” hace referencia a unas 110 especies de orquídeas distintas que se distribuyen a nivel mundial, especialmente en regiones tropicales. En este caso, trataremos la “vanilla planifolia”, la cual, es la planta encargada de producir la especia empleada como condimento o como ingrediente de fragancias.
La Vainilla (Vanilla Planifolia) es una planta trepadora y epífita, siendo este último término el que hace referencia a aquellas plantas que utilizan a otras como sostén (orquídeas, helechos, musgos, etc…). Veamos a continuación todo lo que debemos saber para su cultivo.
Condiciones climáticas de la Vainilla
Sus orígenes son tropicales, por lo tanto, requiere de unas temperaturas de entre 20 hasta 30oC, sin que además exista mucha diferencia de temperaturas entre el día y la noche, para su óptimo crecimiento.
A este respecto, conviene mencionar el asunto de la sombra, ya que se requieren de unas condiciones de sombra de aproximadamente el 50% para que el cultivo sea eficiente, por lo tanto, la Vainilla debe cultivarse en jardines con grandes árboles que la tapen sensiblemente, o bien, en zonas de interior donde se pueda regular el nivel de luz recibida.
Suelo de la Vainilla
Para cultivar Vainilla, el suelo no es un factor determinando, ya que únicamente requiere que éste presente unas buenas condiciones de permeabilidad y que sea mullido.
Respecto al pH, le favorecen los terrenos ligeramente ácidos, con valores de entre 6 y 7, los cuales, resultan perfectos si son combinados con tierra y compost, el cual, deberá añadirse una vez esté descompuesto y durante todo el proceso de cultivo de la Vainilla.
Riego de la Vainilla
Debe evitarse el exceso de riego o humedad que favorezca el desarrollo de enfermedades. Por lo general, es necesario mantener un nivel de humedad estable y constante durante todo su crecimiento, a excepción del periodo de maduración de sus frutos y de la floración, que debe ser menor.
Tutorado de la Vainilla
El crecimiento de la Vainilla se produce de forma muy acelerada, en apenas 1 mes puede alcanzar el metro de altura.
Como nuestro objetivo debe ser colocar el tallo lo más erecto posible, debemos orientar su crecimiento a través de un tutorado, el cual, puede tratarse de una planta guía o un poste con alambres.
La podaremos 6 u 8 semanas antes de la floración (normalmente, invierno), cuando haya alcanzado el metro y medio de altura.