La Chufa (Cyperus esculentus) es una planta que produce tubérculos comestibles, no obstante, se trata de un cultivo mundialmente conocido por su uso para la elaboración de la horchata de chufa.
Siembra de la Chufa
La siembra se realiza entre los meses de abril y mayo, de manera directa en la tierra y sobre caballones de 20 cm de altura y con una distancia entre ellos de 60 cm. Es importante sembrar en suelo húmedo, ubicando las semillas a una profundidad de unos 5 cm, y dejando una distancia entre planta y planta de 10 cm.
Condiciones climatológicas de la Chufa
Este cultivo precisa de climas cálidos y húmedos, donde pueda estar expuesto a pleno sol, ya que necesita gran cantidad de luz solar para poder desarrollarse adecuadamente. Las temperaturas medias idóneas para la Chufa se encuentran entre los 13 y 25oC.
Suelo de la Chufa
El suelo ideal para la Chufa debe ser franco-arenoso, que se encuentre húmedo, y que esté situado a pocos metros de altura respecto al nivel del mar. También ha de ser un suelo suelto, rico en materia orgánica y presentar un pH ácido o neutro, entre 5 y 7.
En cuanto al riego, ha de ser irrigada semanalmente o cada 15 días, dependiendo del tipo de clima, asegurándonos de que el suelo se mantenga siempre húmedo, pero libre de charcos. Una buena solución para ello consiste en instalar un sistema de riego por goteo.
La Chufa necesita una gran cantidad de nutrientes para su crecimiento, por lo que si el suelo del que disponemos no fuera rico en éstos, se le ha de proporcionar materia orgánica para su desarrollo.
Cosecha de la Chufa
Para poder cosechar la Chufa, la planta debe estar completamente seca, algo que sucede entre los meses de noviembre y enero.
Primeramente se ha de eliminar la parte aérea de las plantas, para después, con ayuda de la cosechadora, poder recoger las Chufas de manera adecuada. Una vez cosechadas y separadas de la tierra, se procederá al lavado y secado de las Chufas, y así tenerlas disponibles para su utilización o consumo.