Uno de los mitos más populares entre los dueños de perros consiste en creer que una de las consecuencias de castrar a un perro es el sobrepeso o la obesidad. Si bien es cierto que cuando los perros son castrados tienden a engordar, no tiene porqué ser así en todos los casos.
Un perro o una perra castrados no engordarán por el simple hecho de haber sido operados, sino porque después de dicha intervención, sus necesidades habrán cambiado, y por norma general, no precisarán ni de la misma dieta, ni de la misma rutina que antes de ésta.
Algunos de los factores que influyen en que el perro engorde después de la castración son de tipo genético, con los que no se podrá luchar, ya que es la propia naturaleza del perro; sin embargo, hay otros factores de tipo externo, como son los hábitos de alimentación y de ejercicio físico, en los cuales, el dueño podrá intervenir para evitar la obesidad o el sobrepeso en su mascota.
Los perros al ser castrados suelen presentar un carácter más tranquilo, por lo que su nivel de actividad física desciende, y además, su metabolismo se vuelve más lento, por lo que si se le ofrece una dieta con la misma cantidad de calorías que antes, le hará engordar indudablemente.
Si todo esto se piensa detenidamente, tiene su lógica, ya que aunque se ingiera una pequeña cantidad de comida, si se lleva una vida sedentaria, se acabará engordando. Esto no se puede aplicar por igual para todos los perros, ya que cada uno presenta unas características distintas que han de tenerse en cuenta.
Es por este motivo por lo que será necesario observar al perro para saber si va ganando peso, y en caso afirmativo, acudir al veterinario para que éste dicte las nuevas pautas de alimentación o de ejercicio que ha de llevar, pudiendo rebajar la cantidad del pienso actual o aconsejando pienso específico para perros castrados.