En lo que respecta al apareamiento en los perros, lo más lógico es cruzar perros de la misma raza, atendiendo a una serie de factores que resultarán decisivos para que éste se produzca de una manera adecuada, como por ejemplo, el temperamento, la salud, el tamaño y el estado físico de ambos perros.
Sin embargo, el hombre ha querido ir más allá y ha experimentado cruzando perros de distintas razas, probando con ello la compatibilidad existente entre algunos perros, obteniendo de ese modo, algunos ejemplares muy entrañables.
Algunos de los resultados que se han obtenido cruzando diferentes razas son:
– Pitsky, cruce entre un Pitbull y un Husky Siberiano.
– Schnoodle, cruce entre un Schnauzer y un Caniche.
– Puggle, cruce entre un Carlino-Pug y un Beagle.
– Horgi, cruce entre un Corgi y un Husky Siberiano.
– Chusky, cruce entre un Chow-Chow y un Husky Siberiano.
– Chiweenie, cruce entre un Chihuahua y un Teckel-Dachshund.
– Corgi-Dálmata, cruce entre un Corgi y un Dálmata.
– Fourche Terrier, cruce entre un West Highland Terrier y un Yorkshire Terrier.
– Pastor Corman, cruce entre un Corgi y un Pastor Alemán.
– Cheagle, cruce ente un Beagle y un Chihuahua.
– Yorkie Poo, cruce entre un Yorkshire Terrier y un Caniche.
A pesar de estas compatibilidades entre perros, no es recomendable cruzar perros de forma indiscriminada para observar qué tipo de perro nace, únicamente por diversión, ya que en muchas ocasiones el resultado de estos cruces no es aceptado por la gente, debido a que aún se siguen prefiriendo los de raza pura, quedando los mestizos relegados a un segundo plano sin un hogar que los acoja.
Es por este motivo que lo mejor es dejar la crianza de perros en manos de los criadores profesionales, sobre todo si no se disponen de los recursos económicos necesarios para poder mantener y cuidar a los cachorros que vengan.