Aunque en un principio pueda parecer imposible evitar que un gato se ande escapando de casa, sí que es posible adoptar determinadas medidas encaminadas a reducir la frecuencia de dichas escapadas en la conducta del gato.
El éxito de estas medidas dependerá, en mayor medida, de la eficacia a la hora de implantarlas, y también, de la propia conducta que muestre el gato, pudiendo mostrar un comportamiento más de gato indoor (casero), o bien, de gato outdoor (callejero).
Medidas físicas
En ocasiones pueden resultar relativamente complicadas de cumplir, aunque resultan bastante efectivas.
Si se reside en un piso, es necesario evitar dejar las ventanas y puertas abiertas cuando el gato esté fuera del alcance visual, o bien, optar por instalar mosquiteras que eviten el acceso del gato al exterior.
Si se reside en una casa, es necesario que la verja exterior sea lo más alta posible, para que de este modo se mantenga en el recinto del hogar, a pesar de que salga al exterior.
Medidas ociosas
Una forma excelente de calmar su instinto de caza y curiosidad, es mediante la utilización de juguetes y dispositivos de ocio para su disfrute en el interior de la vivienda.
Medidas educativas
Sin duda, son las más importantes y las que deben predominar. En este caso, será necesario establecerle al gato unos límites territoriales máximos, sobre todo, cuando éste sea una cría.
El ejemplo más claro para poder hacerle entender dichos límites, consistiría en dejarle la puerta de casa abierta, y esperar a que decidiese aventurarse, cuando lo estuviera haciendo, llegaría el momento de la regañina, no muy severa pero sí lo suficiente como para que entienda el tono de enfado y desaprobación, premiándolo cuando sea capaz de controlarse.
Repitiendo este proceso en cada ocasión que se produzca el quebrantamiento de los límites, el gato comenzará asociar la salida de ese límite como algo malo, y el hecho de no escaparse con algo bueno.