El soldado norteamericano Calvin Gibbs, de 26 años de edad y supuesto líder de un grupo de marines conocidos como “El Equipo de la Muerte”, ha sido acusado de asesinar a tres civiles afganos, tras reconocer la amputación de varios dedos de los fallecidos para guardarlos como “trofeos de guerra”.
Gibbs ha señalado que “no participó en los asesinatos”, declarándose no culpable de los 16 cargos criminales que pesan contra él, siendo uno de los cinco soldados procesados por estos asesinatos.
En marzo de 2011, se descubrieron varias fotografías en las que se podía observar a dichos soldados posando de forma burlona con los cadáveres de varios civiles afganos, a los que supuestamente habrían asesinado poco antes.
Uno de los soldados implicados, Jeremy Morlock, reconocería ese mismo mes, que se habría llevado consigo “el dedo de uno de los cadáveres”, como recuerdo.
Del mismo modo, Morlock añadió que “Gibbs se encargó de seleccionar a los tres civiles al azar, para que posteriormente, todos participaran en su ejecución, y a la conclusión de la misma, arrojaron granadas contra un muro para poder presentar sus muertes en el informe, como bajas en combate”.
Tres de los miembros de este comando, “El Equipo de la Muerte“, han admitido su culpabilidad, acordando testificar que “Gibbs fue el responsable principal de asesinar a los civiles y hacerlos pasar como terroristas”.
En marzo de 2011, Morlock, de 23 años de edad, fue condenado a 24 años de cárcel. En agosto, Adam Winfield, también de 23 años, fue condenado a 3 años de prisión, mientras que en septiembre, el tercero de los acusados, Andrew Holmes, de tan sólo 21 años de edad, fue condenado a 7 años de condena. Todos eran miembros del mismo escuadrón.
En caso de que fuera declarado culpable, Gibbs se enfrentaría a cadena perpetua sin posibilidad de condicional.