Pese a que desde la cúpula del PSOE siguen descartando una hipotética victoria en las urnas, sí han decidido “plantar batalla” al PP con el objetivo de restarle el número máximo de votos posibles. Por ello, han decidido modificar su estrategia en la campaña electoral. Conozca las claves.
El PSOE está orientando el discurso de campaña hacia conceptos como “defender la democracia” o “salvaguardar la calidad de la democracia”, considerando que dicha argumentación puede calar en más gente, y hacerles ver que “España se juega mucho el próximo 20-N”.
El razonamiento que se expone es que “el PP practica modos autoritarios” y, por tanto, “si alcanza el gobierno, controlará los medios de comunicación públicos, censurando la libre participación ciudadana”, añaden.
Subliminalmente, pretenden influir en millones de votantes indecisos (creyendo que estos indecisos serán su salvación o su ruina) mediante el mensaje de que, “ya no sólo está en juego quién gobernará a España, sino que lo que se decidirá es la calidad democrática, la trasparencia, la participación política libre y la discusión abierta de los problemas”, y donde según ellos, “el PP antepondría alcanzar el poder a la calidad democrática”.
Los responsables de campaña de Rubalcaba estiman que “el mensaje puede calar”, y por eso van a ir ampliando el argumentario en esta dirección.
Pretenden conservar, por supuesto, el recuerdo de las conquistas sociales, como los derechos cívicos obtenidos durante los últimos años, no obstante, consideran que con 5 millones de parados, dichos eslóganes tendrán escaso recorrido.
Fuentes cercanas al equipo electoral de Rubalcaba han confirmado que “darán batalla hasta el último momento y sin descanso”.
Una vez hemos visto el cambio de estrategia, llevado a cabo en la campaña electoral del PSOE, veamos ahora cómo se organizan los militantes o simpatizantes socialistas, y cómo dicha estrategia está influyendo en ellos.
En el ámbito militante socialista se observan tres grupos bien diferenciados.
En el primero se engloban los resignados con la derrota, aquellos que tienen asumida la victoria clara del PP y solamente tienen por objetivo “salvar los muebles”.
El segundo es el constituido por la unión de determinados subgrupos, como militantes a muerte con el PSOE, más todos los miembros de la UGT, los cuales, piensan que todavía puede existir alguna posibilidad.
Una parte de la militancia del PSOE está excesivamente ideologizada, manteniendo una especie de “fe absoluta”, que no abandonará fácilmente, y en la que se maneja con bastante frecuencia, una frase reveladora: “Sólo un pobre idiota votaría a un rico”, la cual, supone la versión socialista del comentario de Anguita sobre su mítica frase de “sólo los ratones suicidas pueden votar a los gatos”.
El tercer grupo lo integra la masa de simpatizantes que pretende optar por la abstención, y que no cambiara de opinión hasta el último momento, si es que cambian.
Precisamente, para movilizar a este amplio grupo de militantes, se han puesto en marcha este cambio de estrategia, mensajes que los “asusten”, como la supuesta amenaza de que “el PP destruirá la democracia”. El objetivo es que les voten, aunque sea a sin un total convencimiento.
El perfil poco democrático y autoritario del PP, lo ilustran recalcando que “designa a dedo a los directores de Tv autonómicas, que funciona mediante decretazos y recortazos, como está sucediendo en las autonomías donde gobierna y que se puede observar en el estilo implantado por Cospedal o Aguirre”.
Además, también han querido señalar que “los populares han tratado al movimiento 15-M con enorme desprecio“, mientras que “desde el PSOE han sido respetados”.