Iñigo Urkullu, secretario general del PNV, ha declarado la guerra a la formación abertzale Bildu, temiendo que el auge en el País Vasco de esta formación le reste representación en el Parlamento, en los comicios del 20-N.
Dirigentes del PNV han comentado que “se ha acabado la tregua con Bildu” y que “ahora hay que presionarles y no pasarles ni una sola”.
Los Nacionalistas Vascos han reaccionado así debido a los resultados de los pasados comicios municipales, que proporcionaron a Bildu la nada despreciable cifra de 300.000 votos en Euskadi y Navarra.
Este hecho podría repetirse en las próximas Elecciones Generales, lo que le restaría representación en el Parlamento (actualmente cuenta con 6 diputados), convirtiéndose en el grupo parlamentario abanderado de las propuestas soberanistas para Euskadi y su entorno.
Dicha preocupación ha venido propiciada también por el anuncio de Aralar de concurrir en coalición con Bildu a estas próximas elecciones.
Hace días se pudo escuchar por los mentideros oficiales surgidos después de un acto oficial del PNV lo siguiente: ¿Os imagináis cuál va a ser el próximo paso? Lo siguiente será el completo desalojo del PSOE en Ajuria Enea para que entren éstos, como eso pase, no volvemos a oler el trono en ocho putos años”.
Por estos motivos, dirigentes responsables del PNV han dado la órden de “presionar” en todos los sentidos a Bildu, en aquellas instituciones donde estén establecidos como gobierno. La consigna está clara: “No hay que pasarles ni una”.
Sirva como ejemplo de esta nueva línea de acción, lo ocurrido en el Ayuntamiento de San Sebastián, donde el PNV ha exigido al gobierno municipal de Bildu que explique si los carteles en favor de los presos etarras, expuestos durante las fiestas de Donosti y que “fueron declarados ilegales”, habían contado con su autorización.
En caso negativo, insistirán en por qué entonces no fueron retirados de inmediato, siguiendo paso a paso, su estrategia de desgaste.