Según me cuenta mi “enano infiltrado”, los ataques de Rubalcaba a las grandes entidades financieras están diseñados con un objetivo electoral, intentando contentar a los sectores más progresistas de la sociedad, para de este modo aumentar la captación del voto en los comicios del 20-N.
“Yo no me voy a sentar a hablar con los bancos, ni les voy a telefonear. Esto es una crisis en toda regla, no una tertulia de bar”.
“Lo que voy a hacer es meterles un impuesto, pedirles que hagan un esfuerzo porque es lo justo y porque lo necesitan aquellos ciudadanos que lo están pasando mucho peor”, declaró en la celebración de la Fiesta de la Rosa, en Barcelona.
Al candidato no se le califica, entre los banqueros, como un “idealista de la izquierda”, ya que se le ha podido observar exultante al verse fotografiado con varios de ellos.
Además, mantiene una especial relación con su paisano Emilio Botín (ambos son cántabros), se conocen desde hace ya muchos años y son muy buenos amigos.
Y es que también, se les ha podido ver conversar amigablemente y compartiendo confidencias en distintos actos públicos, incluso en los últimos encuentros de grandes empresarios que acudieron a la convocatoria realizada por Zapatero en La Moncloa.