La cirugía estética masculina ha vuelto al centro de la polémica gracias a Darryn Lyons, un corpulento participante del Gran Hermano británico, se ha gastado unas 6.000 libras en implantarse unos abdominales falsos excesivamente marcados, los cuales, impactan visiblemente con el resto de su físico.
María Isabel Casado, psicóloga clínica y profesora de la Universidad Complutense de Madrid, afirma que este comportamiento caprichoso revela las verdaderas preocupaciones de una sociedad patológicamente enferma.
“Casi el 80% de los niños con edad inferior a los 10 años consideran fundamental ser atractivo para tener una vida feliz y completa. Además, el mismo porcentaje piensa que para tener éxito hay que ser atractivo”, señala Casado.
Este tipo de mentalidad sumado a las cada vez más socialmente aceptadas intervenciones estéticas, están multiplicando el número de operaciones no sólo en mujeres, tradicionalmente el núcleo fuerte de este sector, sino también en hombres, que empiezan a solicitar con asiduidad el implante de glúteos, pectorales o como en este caso, abdominales “de pega”.
El problema, siempre según Casado, es que: “Casi siempre estas operaciones producen efectos secundarios psicológicos graves en aquellos pacientes que no consiguen realizar todas sus fantasías, ya que esta sociedad no está mentalizada para el fracaso, y la elevación de las expectativas hasta niveles inalcanzables, provoca que no sólo se realice una operación, sino que se realizan varias y de forma consecutiva”.
Por ello considera, esta “moda por la cirugía” una auténtica patología mental, ya que a su modo de ver, esta obsesión es bastante similar a los trastornos alimenticios, en los que una persona siempre se ve “gorda” pese a estar perfectamente, lo que en este caso, se interpreta como una “insatisfacción permanente” por el “físico que hemos obtenido”, que puede llevar a que las futuras generaciones no sean capaces de “soportar la frustración”.