Una vez que el pibe hincha de Independiente se puso la zamarra celeste de Manchester aunque hubiera preferido la blanca impoluta de Charmartín, el Gilifato (régimen que durante más de 25 años ha gobernado el Atlético de Madrid, pese haberse apropiado indebidamente del club según una sentencia del Tribunal Supremo) lo tenía claro, clink, clink, caja y llamadita al empresario Mendes.
Jorge Mendes no domina sólo al Real Madrid sino que también se ha adueñado de su “vecino pobre”, compartiendo esa influencia con García Quilón, representante de varios jugadores del club y del 80 % del staff técnico del club rojiblanco. Algún día explicaremos la influencia de este señor en el club.
El señor Mendes ha conseguido que el colombiano Falcao cambie la seguridad de uno de los mejores clubs gestionados del continente por uno que se ha convertido en una agencia de compra-venta de ellos, Champions League por Europa League, seducido quizás por el ilusionante proyecto (pero que c…???¡¡¡) que este año sí, este año se devuelva la grandeza a un club que no sabe lo que es codearse con los grandes de España y Europa, por mucho que les duela a los aficionados, desde hace mucho tiempo.
Entre unos y otros, a Forlán el hincha de Peñarol, le siguen mostrando insistentemente la puerta de salida, pese a ser balón de oro en el último mundial, bota de oro europeo, campeón de la Copa América y máximo responsable de que el año pasado, el Atlético fuera campeón de la Europa League. No importa, ya saben la canción, clink, clink, caja y a otra cosa.
Y entre todo este jaleo, sale Gil Marín (máxima figura del Gilifato) y declara que “esta huelga sólo sirve para dañar la imagen del fútbol español”. Claro, él sabe de imágenes dañadas, ya que tanto él como su padre fueron condenados por un delito de estafa en simulación de contrato por el “caso negritos”, donde redactaron contratos de trabajo a inmigrantes africanos sin papeles por un valor de 2.700 millones de pesetas y que su socio, Enrique Cerezo, el de “los jugadores juegan donde quieren“, fue condenado también como “cooperador necesario” en la apropiación indebida del Atlético del Madrid, según claro el Tribunal Supremo.
¿Quién daña la imagen de qué, Miguel Ángel?