José Mourinho sigue quemando etapas del plan de acción trazado en mayo sobre la situación del brasileño Kaká, cuya salida del club merengue ha llegado a un punto de no retorno.
La complejidad de la situación contractual del jugador brasileño dificulta cualquier tipo de salida, ya que desprenderse de un jugador que lleva dos años sin rendir, con continúas “lesiones”, que tiene firmada una ficha de casi 10 millones de euros (la más alta de la plantilla tras la de Cristiano Ronaldo) y cuyo traspaso, alrededor de 67 millones de euros, resulta imposible de amortizar.
El brasileño ha insistido durante toda la pretemporada en que podía tener un sitio en la plantilla blanca, falsas ilusiones de alguien que ve como se le ha escapado una oportunidad única.
Mourinho no cuenta con él, no tiene cabida ni en su equipo ni en su plantilla, sabe que si lo hubiera fichado el “plurimputado”, el jugador ya estaría fuera, no es tonto, sabe cómo funciona el negocio.
El plan trazado el pasado mes de mayo era buscarle una salida al finalizar la temporada, la negativa del jugador y su alta ficha frenaron cualquier tipo de interés por parte de los nuevos ricos del fútbol, véase PSG, Málaga o City, los únicos capaces de tirar el dinero en busca de un reconocimiento público, sin embargo, tras la expulsión de Valdano, Mourinho fijó la segunda quincena de agosto para intentar de nuevo su salida.
Como siempre, filtraciones interesadas del aparato propagandístico, una supuesta oferta de 30 millones de euros proveniente del Inter de Milán, humo y más humo, los italianos no tienen un duro, regatean hasta extremos máximos para obtener jugadores de escaso rendimiento deportivo o con problemas en sus clubes de origen (Ibrahimovic, Eto’o, Robinho…) para obtenerlos a coste cero.
Y es ahí donde está la única salida viable para Kaká, el fichaje estratégico de Florentino convertido en un caballo de Troya, lo que venía como solución se ha convertido en el principal problema.
Mourinho sabe que la única salida es una cesión, encontrar un equipo que se haga cargo sólo de su astronómica ficha, sin embargo, el efecto mediático que tendría sobre Florentino Pérez, el único que le preocupa y que domina a la perfección, supondría que incluso su aparato mediático no pudiera taparlo (el bien vendido).