La retirada del pañal en la vida del bebé es un momento muy esperando por muchos de los padres, pero no debe forzarse, ya que un paso en falso podría provocar un retroceso en la evolución del niño, tanto en seguridad como en autonomía.
El control de esfínteres es algo que se adquiere con la madurez del bebé, y llega cuando éste está preparado, siendo en este momento cuando debemos fomentar el abandono del pañal y no antes.
No existe un truco infalible que se pueda llevar a cabo para que el bebé abandone el pañal, pero sí que se pueden seguir una serie de pautas que ayudarán, tanto a los padres a saber cuándo su hijo está preparado, como al bebé a decidirse a dejarlo.
Consejos para ayudar al bebé a dejar el pañal
A la hora de fomentar el abandono del pañal en el bebé, se han de tener en cuenta una serie de consejos:
Esperar al momento adecuado para retirar el pañal, ya que si se intenta hacer cuando el bebé aún no está preparado, lo único que se conseguirá es que el niño se sienta inseguro y asocie el abandono del pañal como algo negativo.
Nunca retirar los pañales repentinamente, debido a que, y a pesar de lo que opinen algunos especialistas, esto puede provocar en el niño estrés, siendo lo más aconsejable quitar los pañales por cortos periodos de tiempo.
Quitar primero los pañales de día. Es importante que el niño aprenda a anticiparse a la micción y nos avise, por ello, optaremos por retirar los pañales de día, conservando los de noche. Cuando el bebé ya sea capaz de controlar sus esfínteres de día, podremos dar el paso y quitar los de noche.
Asegurarse de que el niño está cómodo al orinar, ya que de no ser así, esto puede provocar rechazo o miedo al retrete y como consecuente, no querer abandonar el pañal. Para que no sea tan brusco el cambio, es aconsejable emplear un orinal al principio y procurar que la transición del pañal al orinal, y posteriormente al retrete, sea lo más divertida posible.
Evitar presionar al niño o regañarlo. El control de esfínteres no es algo que se pueda conseguir de un día para otro, por lo que es imprescindible ser pacientes y nunca regañar al niño si no ha podido llegar a tiempo al orinal o a avisarnos.