Los cambios bruscos de temperatura causados por las corrientes heladas de diciembre y enero, la humedad de la lluvia de otoño o la sequedad de la calefacción a lo largo de todo el invierno, son los principales inconvenientes a los que se tendrá que enfrentar vuestro bebé, durante la el primer invierno de su vida, justo en el momento en que es más sensible a estos elementos.
Por esta razón, os proponemos una serie de recomendaciones que os permitirán protegerlo de los cambios de temperatura y sus consecuencias sobre su organismo.
Evitar el sobrecalentamiento interno del bebé
En ocasiones, sobre todo vosotras las madres, os dejáis llevar por el miedo a que pueda coger frío el pequeño, abrigándole en exceso, lo que puede provocarle, realmente, que se resfríe, ya que su temperatura interna se elevará y comenzará a sudar, lo cual, y combinado con el frío exterior, provocará ese diferencial de temperatura tan negativo para su pequeño organismo.
Controlar la temperatura y la humedad de la casa
Es importante que mantengáis una temperatura de entre 20 y 21ºC. Además, podéis utilizar humidificadores que permitan mantener la humedad del ambiente a un nivel mínimo del 50%, de tal modo que el ambiente nunca esté excesivamente cargado y le provoque al bebé congestión o dificultad para respirar.
Por supuesto, también deberéis comprobar, de forma periódica y antes de salir de paseo, la temperatura corporal del bebé, tocándole la nuca y el cuello, para así poder determinar si está acalorado, o bien, se encuentra perfectamente abrigado.
A este respecto, debéis tener en cuenta que el mecanismo de termorregulación del recién nacido todavía no se encuentra totalmente desarrollado, por lo tanto, signos como el color de la piel, el sudor, o que tenga las manos muy frías o muy calientes, pueden llegar a confundiros.
Proteger la piel del bebé de las agresiones ambientales
Si lo que más os preocupa es prevenir la piel de vuestro hijo de irritaciones provocadas por el frío, estad tranquilos, es un proceso normal por el que debe atravesar para fortalecerla de cara al futuro.
No obstante, lo que si deberéis hacer es rebajar el impacto del frío sobre su piel, vistiéndolo con ropa larga, ajustada pero cómoda, y que, sobre todo, permita transpirar a la piel, por lo tanto, deberéis prestar atención al material con el que estén elaboradas las prendas.
Por último, tendréis que proteger zonas sensibles como la nariz y la boca, aplicando pomadas y lociones específicas cada vez que salgáis a la calle, las cuales, incluyan en su composición, humectantes y emolientes.