El fracaso escolar es un fenómeno que suele responder a una única causa, e incluso puede ser provocado por la acción de varias de ellas al mismo tiempo. Cada joven es un caso particular, y su nivel de rendimiento académico puede determinarse por multitud de factores.
Causas del fracaso escolar
Veamos a continuación cuáles son las causas principales que provocan el fracaso escolar.
Dificultades del propio alumno. En este caso es necesario diferenciar entre los problemas cognitivos y los motivacionales.
Por un lado, existe un alto número de casos de fracaso escolar que se deben directamente a la presencia de dificultades como la dislexia, el déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o problemas de visión o audición.
Por otra parte, los niños, al igual que sucede con los adultos, requieren de una fuerza que les motive, que no les permita caer en el aburrimiento, y por lo tanto, en el rechazo.
Fallos en el Sistema Educativo. Según la manera en que se estructure el sistema educativo del país en cuestión, en este caso España, dependerá en mayor o menor medida que los estudiantes dispongan de las oportunidades y los recursos necesarios para que su formación no esté abocada al fracaso escolar.
Coyuntura Socioeconómica. La ausencia de recursos económicos del entorno familiar puede influir directamente en el rendimiento escolar, tanto por la ausencia de recursos como para completar la formación no obligatoria, como por la falta de apoyo familiar debido a las dificultades financieras de la familia.
Soluciones al fracaso escolar
Veamos ahora cómo debemos actuar para evitar que un bajo rendimiento en la escuela, se convierte en un fracaso escolar definitivo.
– Reconoce y acepta que tu hijo tiene dificultades para el estudio, analizando el problema y localiza dónde falla el proceso educativo, para así poner los medios necesarios para superarlo.
– Antes de decidir si necesita la ayuda de un especialista, habla con el niño para saber cuál es su problema y qué tipo de ayuda puedes ofrecerle.
– No acoses a tu hijo con la idea de estudiar, explícale cuáles son los objetivos y qué es lo que se espera de él, pero siempre desde la comprensión.
– No muestres únicamente interés por las notas, también son importantes sus problemas con los compañeros o su relación con los profesores.
– No amenaces ni castigues, opta mejor por la persuasión y la estimulación, enseñándole además a no desanimarse y a buscar alternativas.
Y por último, aunque no menos importante, celebra sus éxitos, por mínimos que sean, de tal modo que él sienta que su esfuerzo se valora.