La epilepsia infantil es una enfermedad neurológica en la que una serie de impulsos eléctricos afecta a las neuronas cerebrales de los niños, provocando las llamadas crisis epilépticas. Estos ataques pueden deberse a factores hereditarios, enfermedades infecciosas como la meningitis y la encefalitis, problemas en el embarazo o traumatismos craneales.
- Porqué se produce la epilepsia infantil
El cerebro está formado por millones de neuronas, las cuales, se comunican entre sí mediante impulsos eléctricos. Dichos impulsos hacen que realicemos movimientos voluntarios o recibamos sensaciones procedentes del ambiente externo. Las crisis epilépticas se producen por descargas desorganizadas de impulsos eléctricos en determinados grupos de neuronas, si la alteración causada está localizada en un lugar concreto del cerebro, se denominan crisis focales, mientras que si se ve afectado el cerebro en su conjunto, dará lugar a una crisis generalizada.
Síntomas de la epilepsia infantil
Es importante tener en cuenta que muchos de los episodios aparentemente críticos no son realmente casos de epilepsias. Las convulsiones febriles o los espasmos del sollozo, no entran dentro de la epilepsia, por lo tanto, un niño presentará epilepsia cuando:
– Sufra dos o más crisis convulsivas sin factores desencadenantes claros (fiebre, por ejemplo).
– Pierda el conocimiento, presente ausencias breves o suspensiones momentáneas de la actividad consciente.
– Presente contracciones musculares violentas, con sacudidas de uno o varios músculos.
– Presente alteraciones bucales, náuseas o sudoración excesiva, acompañadas de movimientos corporales anormales.
En caso de que presente algunos de estos síntomas, realmente el niño estará padeciendo epilepsia infantil.
Tratamiento de la epilepsia infantil
La epilepsia infantil dispone de tratamiento, de modo que es posible mejorar la calidad de vida de los niños afectados mediante fármacos antiepilépticos.
En algunos casos, se presentan crisis epilépticas resistentes a múltiples tratamientos, por lo que es necesario recurrir a la cirugía, a un tipo de dieta llamada cetogénica o a la implantación de un marcapasos en el nervio vago.
A pesar de la medicación, es aconsejable evitar, en la medida de lo posible, determinados factores que puedan desencadenar una crisis, como por ejemplo, luces intensas de discoteca, traumatismos craneoencefálicos, fiebre prolongada o estrés intenso.
A parte de eso, en la aparición de un ataque de epilepsia infantil pueden influir los cambios de tiempo, los cambios de ciclos lunares, la falta de sueño y las alteraciones en el descanso nocturno, factores todos ellos que aumentan las posibilidades de sufrir una crisis en niños ya predispuestos a esta enfermedad neurológica.