El tratamiento de la conducta agresiva en un niño o un adolescente, en los casos en que ésta resulte persistente, debe estar supervisado, siempre, por un profesional especializado. Sin embargo, si todavía se puede considerar un caso leve, los padres, en colaboración con los profesores, pueden tratar de solucionar el problema.
En este caso, lo primero que se debe hacer es identificar, a través de observaciones, charlas y entrevistas, las causas que originan la agresividad y las consecuencias que se obtienen con ésta.
Teniendo en cuenta que la conducta agresiva es un comportamiento aprendido y, por lo tanto, es posible modificarse, el castigo físico no es recomendable en ninguno de los casos porque sus efectos suelen ser, por lo general, negativos, es decir, se imita la agresividad y se incrementa la ansiedad del adolescente.
Veamos a continuación algunas pautas que nos pueden permitir solucionar este problema de agresividad adolescente.
Identificar el tipo de agresividad
Es necesario dejar por escrito, con la máxima exactitud posible, qué hace nuestro hijo cuando se muestra agresivo: grita, araña, golpea, patalea, etc…
Comprender el motivo de la agresividad
Hay que registrar, de forma diaria, qué es lo que provoca la agresividad en cada ocasión. De este modo, será necesario registrar los porqués y sus posibles respuestas. También habrá que apuntar en qué momentos los ataques de agresividad son más frecuentes y por qué.
Tratar de modificar su conducta
Por un lado, hay que debilitar esa conducta agresiva, tratando de reforzar posibles alternativas a esa conducta.
Así pues, no sólo hay que tratar de alejar al niño de modelos de conducta agresivos, como por ejemplo, familiares o amigos que alcancen sus objetivos mediante la agresividad o la violencia, sino también, ofrecerle situaciones en las que sea recompensado al no actuar de forma agresiva.
Diseñar el plan de acción
Una vez se tengan recopilados todos los datos, se deberá diseñar un plan de acción, en el cual, se tengan en consideración las pautas descritas anteriormente. En este caso, se deberá informar del plan elegido a todos los adultos que formen parte del entorno social del niño.