En muchos casos, que los niños coman se convierte en toda una odisea para los padres, ya que estos se negarán a comer diciendo que “no me gusta”, que “no tengo hambre”, etc… poniendo a prueba la paciencia de sus padres.
Es posible que muchos de estos niños que se niegan a comer, es porque prefieren estar haciendo otra cosa, como jugar o simplemente porque no tienen hambre. Para evitar guerras continuas a la hora de comer, habrá que enseñar al niño los horarios de las comidas, evitando darle otros alimentos, como por ejemplo los dulces o las golosinas, sobre todos entre horas, ya que le quitarán el apetito.
Consejos para estimular el apetito de los niños
Entre las cosas que se pueden llevar a cabo para conseguir que nuestro hijo coma sin obligarle, se pueden destacar:
Hacer los platos más llamativos y variados. De sobra es sabido que la comida entra por los ojos, por lo que será importante que la primera impresión que tenga el niño de la comida sea buena, sino, se negará a probarla. Según vaya creciendo no hará falta cuidar tanto la presentación, si ya se le ha acostumbrado a comer de todo.
Además, se evitará preparar siempre las mismas comidas, ya que aunque al niño le guste una comida, si se le hace de forma seguida, se aburrirá de comer siempre lo mismo.
Organizar el horario de las comidas. Es importante que se le enseñe al niño que la hora de la comida es un momento familiar, donde podréis conversar, evitando la televisión o cualquier aparato que pudiera distraerle. De este modo, si se come en familia, el niño al ver que el resto de su familia está comiendo, terminará por hacerlo.
De igual modo, al realizar las comidas siempre a la misma hora, el estómago del niño se acostumbrará y siempre tendrá hambre a la misma hora.
Sin embargo, es posible que los padres se obsesionen con lo que come el niño, llegando incluso a pensar que come poco porque no es capaz de comer la misma cantidad de comida que comen ellos.
Esto sin duda es un error, ya que aunque el niño coma poca, si lo hace de manera equilibrada y se encuentra sano, no habría de que preocuparse, ni obligarlo a comer más, ya que lo único que se conseguiría sería el rechazo del niño hacia la comida.
Por ello, es importante respetar el apetito del niño, sin obligarle a comer más de lo que necesita, si el niño tiene hambre, comerá, sino, no.